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El amor es la llave maestra que abre todas las puertas
Hablemos de amor como la destellante luz que viene del cielo.
Jueves, 5 de Abril de 2018

Me permitiré hablar del amor desde un concepto, o una filosofía de vida, si lo prefieres. 

Amor para construir y edificar un camino que puede ser maravilloso.

No quiero que confundas este amor del que te hablo con las famosas mariposas en el estómago, los ojitos brillantes, la sonrisa de oreja a oreja o los corazones rojos que adornan las cartas de amor. Eso es enamoramiento.

Hablemos de amor como la destellante luz que viene del cielo, traspasa las nubes y, según nuestro estado de conciencia, se instala en nuestras coronas para iluminar nuestra alma, inyectar energía al corazón y darle sentido a nuestra vida.

Un amor que nos vuelve humildes y nos permite perdonar sin condiciones. 

Un amor tan grande que le ordena al cerebro olvidar las ofensas y declarar inocente a quien nos ofendió. 

Con amor se perdona, se construye, se repara, se proyecta de nuevo y se acepta la voluntad de Dios. Con amor servimos a los demás y alimentamos nuestro espíritu sin esperar recompensa, pago ni reconocimiento. 

Es con amor con que se vive, se trabaja, se relaciona, se trasciende. Porque con amor las palabras suenan dulcemente, los mensajes son constructivos y los consejos positivos, las correcciones a los hijos son amorosas, los diálogos entre las parejas son reparadores y, en resumen, existe una total armonía entre los pensamientos y las expresiones. 

El gran amor es el que es capaz de convertirnos en niños de nuevo para actuar con inocencia y continuar jugando sin importar si perdemos, empatamos o ganamos el juego. Porque en ese juego de la vida del niño desprevenido, a veces se gana y a veces se aprende.

En el bosque de nuestra existencia, el amor es la semilla del árbol más grande y extenso, con las raíces más fuertes y el tronco más firme. 

Sus ramas son todas las áreas de nuestra vida alimentadas de esa savia pura proveniente de la esencia máxima que es el amor. 

Con el amor más puro Dios envió a su hijo para salvar el mundo. Y con ese mismo amor entregó su vida para cumplir la misión. La luz del amor se adquiere a través de la meditación y la oración. En ese ejercicio se enciende una llama de bondad y todo se transforma. 

Cuando brilla la luz del amor se acaban la oscuridad del rencor, el odio, el resentimiento, la represión, la rabia, el orgullo y todo sentimiento negativo. 

La luz de este amor es rosada, brillante, y alumbra el alma de quien la pide en oración. 

En nuestros talleres de crecimiento humano “Entrena tu Alma”, hablamos de conexión personal, de espiritualidad universal, de psicología positiva, crecimiento humano, sabiduría personal, objetivo existencial, productividad sin estrés y felicidad laboral, entre otros tópicos. 

En detalle, en estos talleres nuestros se habla de amor, perdón, gratitud, silencio, meditación, oración y fe como valores de vida fundamentales para construir una vida plena, fácil, simple y descomplicada.

Es que la vida se puede simplificar si uno se recarga cada día de amor.

Yo entiendo si estas torciendo la boca en este momento en modo de incredulidad.

Claro, el tiempo se ha encargado de recitarnos una y otra vez que solo el amor no es suficiente. Que se necesitan dinero y buenas relaciones.

Pero créeme que la idea es buena. De hecho, es muy buena.

Me voy a permitir explicarte tal como lo hago frente a grupos en talleres, seminarios y conferencias.

Y comienzo por preguntarte: ¿A qué te conectas?

Perdón: ¿Te conectas?

Es que debo recordarte que, como cualquier aparato, para que funcione debe conectarse para ser cargado. Sí, cargado de energía.

Pero te lo voy a hacer más simple. Tu móvil, que debe ser muy inteligente para ser llamado smart phone, para que funcione debe cargarse. Pero solo si se conecta con el cable preciso, al voltaje adecuado y por un tiempo suficiente servirá para que funcione todo su potencial.

Bien, eso mismo sucede con nosotros. Debemos cargarnos cada día de una fuente de energía para que seamos energía. Nuestro cable es un polo a tierra; una línea ecuatorial que unifica mente, cuerpo y espíritu en equilibrio. 

Te quiero hacer una invitación a conectarte a la luz suprema para iluminar tu ser. 

Lo quiero llamar luz suprema para facilitar la idea de un inmenso y poderoso rayo de luz que ingresa por nuestra corona para encender nuestra alma.

Hablo de una fuente de creación. Hablo de Dios. Pero si quieres, puedes llamarlo universo, gran poder o como quieras.

En el ejercicio real para exponer el concepto de la conexión personal busco siempre ubicarme bajo una de las luces del salón para representar la realidad. La iluminación que produce estar bajo la luz.

Y pregunto: si esta luz es de alegría, ¿de qué me estoy cargando? De alegría.

Y si esta luz es de sabiduría, ¿de qué me estoy cargando? De sabiduría.

Y si esta luz es de amor, ¿de qué me estoy cargando? De amor.

¡Bingo! Dios es amor, ¿recuerdas?

Puedes cargarte de amor cada día, y así te sentirás una fuente de amor.

Y desde esa recarga de amor, también tú puedes compartir amor, tal como compartes internet desde tu móvil a alguien que no tiene conexión. 

Hay personas que optaron por vivir en la oscuridad del odio, el rencor, el resentimiento, la soberbia, el orgullo, las drogas, el alcohol o la mentira.

Fue su opción; esas fueron las puertas que eligió, muy seguramente porque las vio abiertas y se le hizo fácil entrar.

Pero no te lo tomes personal; su elección no fue para dañarte a ti. Tan solo pasa que tú probablemente estás en su camino.

Quiero con esto invitarte a compartir tu carga de amor para dar amor. Y existen muchas formas de hacerlo; a través del servicio, la gratitud o el perdón, por ejemplo.

Además, porque a medida que lo haces estás automáticamente recargando tu ser de energía de amor, de luz divina. Estás cargándote de amor. Estás llenándote de Dios.

JMC

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