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El Catatumbo inédito
Es el Catatumbo de la cultura, que tiene en su etnia indígena un extraordinario potencial.
Sábado, 4 de Mayo de 2019

El territorio del Catatumbo en Norte Santander, del cual hacen parte once municipios de este departamento, está saturado de complejos problemas a pesar de las posibilidades dadas en la riqueza de sus recursos naturales y el talento de sus habitantes, incluida, claro está, la población indígena. La acumulación de situaciones negativas se ha convertido en una tormenta de alto impacto. Los desajustes sociales son el caldo de cultivo de un conflicto armado, con todas sus secuelas desastrosas. Un conflicto pródigo en violencias y otras perturbaciones de profundidad como es el narcotráfico, cuya influencia es devastadora: una fuente de males que están en la realidad cotidiana.

Ese conjunto de afectaciones es de unánime conocimiento. Nadie lo ignora, pero el tratamiento aplicado no ha tenido resultados positivos. No hay soluciones y todo indica que los planes no responden a la gravedad de los males.

Del Catatumbo se habla en todos los niveles del poder en Colombia. Pero no se ven avances ciertos en las soluciones que requieren sus problemas. A los cultivos de coca no se ha respondido con un programa eficiente para su erradicación y la consiguiente sustitución con otros cultivos que promuevan un nuevo desarrollo productivo y dejen utilidad para el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad.

El aumento del pie de fuerza militar no es la salida a desajustes tan enraizados. Lo que se requiere es asumir la realidad desbordada y aplicar fórmulas acertadas. Un tratamiento que no se convierta en la rutina de lo inocuo. Mientras lo que se plantea se quede en la mera intención no habrá resultados que satisfagan las necesidades. No se puede persistir en los actos que no pasan de ser apariencias sin arraigo que lleven a cambios reconocibles, como tiene que ser.

El Catatumbo, sin duda, requiere atención especial para sustraerlo del conflicto armado con la garantía de no repetición. No se puede seguir en esa generación de víctimas y en la pérdida recurrente de recursos que bien podrían aplicarse a la consolidación de programas de educación en todos los niveles, de salud, de incremento de la producción agropecuaria y, sobre todo, de seguridad como garantía del respeto a la vida y cumplimiento de los derechos de todo orden. Es la democracia en toda su expresión, sin las ficciones que la distorsionan y llevan al engaño en beneficio de los explotadores de la desigualdad y la exclusión.

A ese cuadro crucial hay que agregar la omisión cultural que se ha hecho constante. El talento y la capacidad creadora de la gente del Catatumbo se ignoran. Es la revelación que se ha hecho con ocasión del homenaje al pintor y poeta tibuyano Nelson Ortega Toscano en la sede de la Escuela Superior de Administración Pública de Cúcuta el pasado martes.

Hay un Catatumbo inédito que se debe rescatar para mostrarlo en sus variadas expresiones. Es el Catatumbo de la cultura, que tiene en su etnia indígena un extraordinario potencial, el cual debe articularse al activo regional con el gran valor que representa.

Puntada

Dos nortesantandereanas hacen parte del repertorio bibliográfico de la Feria Internacional del Libro de Bogotá.  Son ellas, Eleonora Martin Abrajim y Rosana  Méndez Arenas con sus obras “No soy perfecta pero soy feliz” y “No estaba en mis planes contártelo en Dortmund”, respectivamente. 

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