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El enorme interrogante sobre Venezuela
Existen unos intereses de poder que impiden encontrar una salida.
Jueves, 7 de Marzo de 2019

El mundo entero siente un inmenso dolor por lo que pasa en Venezuela: un país en medio de una encrucijada que parece no encontrar una salida, a pesar de que todos los gobiernos del planeta toman partido y emprenden acciones para tratar de encontrar una salida.

Pero ni siquiera la intervención del Papa dio frutos, ni tampoco la de los países que se ofrecieron de intermediarios, y por supuesto tampoco las acciones de América Latina, de Estados Unidos, de China y de Rusia, de la Unión Europea, y un largo etcétera.

Todo apunta a que no se ha identificado un real camino. Existen unos intereses de poder que impiden encontrar una salida. Por un lado Cuba se ve necesitada de prolongar la crisis para que pueda seguir recibiendo los 100.000 barriles de petróleo gratis. Otro tanto hace Nicaragua y también Bolivia, pues están en la órbita del régimen castrista. Pero también aplaza la posibilidad de un acuerdo, el hecho de que Rusia y China no saben qué hacer, pues tienen comprometidas enormes sumas de dinero que le han entregado al señor Maduro y que han hecho elevar la deuda externa venezolana a los US 145.000 millones, cuando a estas alturas esa economía solo representa $100.000 millones, amén de los 300.000 barriles de petróleo que Venezuela les entrega a cada uno de ellos.

Lo cierto es que según los estimativos del BID, la pobreza ya abarca al 94% de la población y el desabastecimiento es la característica general, pues no hay producción, ni tampoco dinero para comprar alimentos y medicinas en el exterior.

Resulta increíble pensar que en medio de tantos mecanismos que se han diseñado en el derecho internacional y que se han derivado de experiencias en muchas latitudes, no haya sido posible propiciar un escenario en donde reine la lógica, la sindéresis y el buen juicio, para tratar de encontrar una salida, libre de ventajas individuales y solo pensando en esos millones de venezolanos que gritan en las calles suplicando una salida digna para su futuro y sobretodo para la propia preservación de la vida.

El escenario no puede continuar en medio de amenazas y de discursos emotivos, sino en un acuerdo en donde los principales protagonistas depongan sus personalismos y de una vez por todas señalen el camino indicado. Si no hay un acuerdo en torno a un mecanismo de salida, los dueños del poder continuarán aprovechándose de la situación para mantener el estado de cosas, mientras el estrangulamiento de la población se hace mas evidente.

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