La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
El legado de Santander
Los colegios y las universidades del departamento debieran incorporar el libro de Cacua a la enseñanza de la historia.
Sábado, 27 de Octubre de 2018

El libro de Antonio Cacua Prada sobre Francisco de Paula Santander es una oportuna lección de historia.

“Francisco de Paula Santander. Fundador de la educación colombiana” es una obra que aporta un completo conocimiento del Hombre de las leyes, como se la ha llamado a este prócer, tan decisivo en la lucha por la independencia de Colombia.

Los colegios y las universidades del departamento debieran incorporar el libro de Cacua a la enseñanza de la historia mediante una cátedra dedicada a la vida y obra del prócer. Sería esa una fuente para entender  la grandeza de un constructor de la nación que hoy es Colombia.

Hace falta, sin duda, abrevar en el caudal que representa la independencia mediante la cual se hizo posible ponerle fin al régimen colonial establecido en este suelo americano por la España imperial, opresora, esclavista e inquisidora. Valorar la importancia de ese quiebre político puede llevar a la comprensión de lo se ganó institucionalmente. Fue una semilla para la democracia. Esa que estimula la defensa de los derechos y de las libertades en busca de un orden donde el poder no sea la opresión en ninguna forma y se le abran posibilidades a la equidad.

La gestión de Santander como gobernante puso énfasis en la educación. La creación de colegios y universidades fue de su interés permanente y el balance de los resultados es positivo. Dice Cacua: “El gobierno del prócer bartolino y cucuteño se distinguió por el buen manejo de la hacienda pública, el incremento de la educación y de la instrucción popular”.

Francisco de Paula Santander fue consciente de lo fundamental que era la educación para una comunidad atrapada en las limitaciones del conocimiento. Salir de esas estrecheces era avanzar en la consolidación de una fortaleza para elevar la identidad cultural.

En 1830, desde Hamburgo Santander le escribe a Francisco de Soto: “Llegué al Gobierno sin ambición; administré sin aspiraciones personales y lo dejé conservando siempre pura mi conciencia. Sabía entonces que las mejores cualidades de un gobernante eran la buena fe, la fidelidad a sus promesas y el celo en cumplir las leyes; creo lo mismo hoy. Me pereció entonces que debíamos avanzar lentamente en las mejoras del sistema, sin pretender edificar en un día lo que requiere tiempo y experiencia; nada más he adelantado hasta ahora. Pensé que las bases de ulteriores reformas, así como la consolidación del sistema constitucional, deberían buscarse en la educación e instrucción pública y la libertad de imprenta: conservo en el día el mismo sentimiento”.

Hijo de estas tierras fronterizas, Santander es un patrimonio perdurable y merece que su vida sea un ejemplo a seguir en este departamento que tiene el privilegio de su nacimiento. Para preservarlo como un activo, incorporado a la corriente política y cultural de la región y asimilarlo, como debe ser.

Puntada

Pueda ser que la reforma política que se tramita en el Congreso represente el fortalecimiento de la democracia en Colombia y no su debilitamiento. Es la oportunidad de salir de una crisis que implica preocupantes riesgos.

Temas del Día