El escritor Daniel Quintero Trujillo me ha hecho llegar su libro ‘El Llano del tabacal’, que a los convencionistas nos transporta de inmediato a la “cara tierra natal” que el próximo 6 de noviembre cumple 188 años de su fundación.
Para muchos coterráneos este título aparece en el prólogo que escribió para la Monografía de Convención -de Elías Pérez Ramírez y publicada por el Instituto Caro y Cuervo- don Francisco Sánchez Arévalo, filólogo y lingüista riodorense quien toda su vida fue secretario del Instituto Caro y Cuervo. Cuenta don Francisco que en los albores del siglo XIX un caminante que venía de Teorama camino a El Carmen, en lo que hoy es la parte plana de Convención, tránsito obligado, preparó, machete en mano, una roza que regó con simiente de tabaco y su éxito fue rotundo. De ahí el nombre.
Ahora bien, pienso que la intención del autor es describir lugares y sus gentes, retrotrayéndonos varias décadas atrás y echando mano de sus valiosos y nítidos recuerdos. Remembranzas de tiempos idos que las generaciones que nos sucedieron no alcanzan a imaginar la vida plácida y bucólica de aquellos años, cuando todo era compañerismo, estudio, amores furtivos o fugaces, inolvidables momentos etílicos con amistades, escuchar la plática política de nuestros mayores, la llovizna pertinaz y los aguaceros torrenciales desde los enfrentados Cerro de las Damas al Cerro Guárico. “Mi personaje inolvidable es la lluvia”, escribió Neruda en sus memorias.
Agua que aún corre rauda por nuestras calles empinadas y los días claros y los nublados los dominábamos desde el cerro donde aún están las instalaciones del antiguo Colegio Nacional de Bachillerato “Guillermo Quintero Calderón”, donde el autor graduó en 1963, cuando era Normal Rural y su rector era el mutiscuano Hipólito Latorre Gamboa, a quien visito frecuentemente en Bogotá.
Ningún tema escapa de la mente del autor para recordar a sus coterráneos la época que él vivió en Convención y, concretamente en su barrio El Tamaco, nombre “importado” por los momposinos, al igual que los apellidos Sarmiento y Cabrales, cuando el cantón de Ocaña perteneció a la provincia de Mompóx, en el siglo XIX. Los temas recurrentes de Daniel Quintero Trujillo son: alcantarillado, parque principal, iglesia San José, escuelas, cerro de La Virgen, películas proyectadas en paredes del parque principal, la Navidad, boticas y droguerías. Es decir, temas que podrían ser desarrollados como monografía pero que su autor nos los trae magistralmente expuestos como vivencias.
Yo me congratulo con la aparición de este libro de Daniel Quintero Trujillo, con quien mi familia tiene desde ahora una incancelable deuda de gratitud por las varias menciones que hace a la misma, especialmente a mi difunto hermano Ramiro, su gran amigo. Finalmente, me imagino al escritor Daniel Quintero Trujillo en su finca La Cuadra, del municipio de Firavitoba, en Boyacá, escribiendo estas remembranzas que hoy degustamos con fervor.
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Mis sinceras felicitaciones al amigo Julio Aníbal Perea P., quien el próximo jueves 02 de noviembre, a las07:00 p.m., en su ciudad nutricia será recibido como miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Chocó.
