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El nuevo caso ocho mil

Las dádivas a los funcionarios no es tema nuevo. Es tan viejo como la humanidad. 

Un verdadero tsunami ha sacudido al continente americano. No es la elección de Donald Tump ni la constituyente de Maduro. No. El sismo lo ocasionó empresa constructora carioca que logró el ‘’milagro’’ de sobornar a importantes dirigentes del continente, para  conseguir contratos de obras públicas que le produjeran inmensas ganancias. No se limitaron los brasileños a meterle en el bolsillo las llamadas ‘’coimas’’ a empleados de bajo nivel sino que lograron llegar hasta las más altas instancias, los despachos presidenciales. Se comprobó, una vez más, que el amor por el dinero es superior a cualquier consideración moral.

Los sobornos, distribuidos generosamente por los enviados especiales de la firma brasileña, experta en todo tipo de obras, especialmente carreteras, contaminaron, hasta donde se sabe, a varios mandatarios, incluyendo a personajes del mayor reconocimiento entre la opinión pública, los medios de comunicación y los organismos internacionales. En Colombia han sido reportadas propinas por valor de 84.000 millones de pesos, que hoy reposan en las cuentas de parlamentarios, dirigentes y funcionarios públicos.  

En una trampa caza bobos recibieron platica los mandatarios de  países vecinos e inclusive, quien lo creyera, las campañas presidenciales del candidato del ‘’pulquérrimo’’ partido uribista y la reeleccionista de Juan Manuel Santos, que prepara declaraciones ante la justicia. Eso para no hablar de las propinas entregadas generosamente en países vecinos.

Las dádivas a los funcionarios no es tema nuevo. Es tan viejo como la humanidad. Se sabe que para lograr algún resultado en las entidades públicas es necesario, como se dice popularmente, meterse la mano al bolsillo. Con dinero, todo es posible, hasta lo más difícil. La prueba reina: Judas entregó  a Jesús por unas monedas. Se ha emprendido campaña contra la corrupción, que ha alcanzado, hasta ahora, a figuras de segundo orden, pero incluyó nada menos que al director anticorrupción de la Fiscalía. Ya antes habían caído en manos de la justicia un alcalde de Bogotá y varios políticos de alto nivel, aunque sospecho que siguen gozando el dinero mal habido viejos funcionarios que han logrado el milagro de conseguir leyes, decretos y programas con los que se han llenado los bolsillos.  

P.D. Pobre Venezuela. El próspero país que conocí en mi juventud está en la ruina total por malos mandatarios. Un ejemplo de lo que no nos debe pasar. Se cambió un gobierno democrático por una demagogia. GPT. 

Viernes, 4 de Agosto de 2017
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