La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
El nuevo Plan Colombia
Y pasó desapercibida su firma como en el anterior Plan Colombia.
Sábado, 5 de Septiembre de 2020

Pasó con más pena que gloria la firma entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos el llamado “Nuevo Plan Colombia”, que la prensa definió como un plan de ayuda a las regiones colombianas en el marco de la nueva lucha contra la droga y sus “agentes”, sean solamente criminales o con una mano de barniz político.

Y pasó desapercibida su firma como en el anterior Plan Colombia, y como aquel, surgió de la preocupación que los Estados Unidos tiene sobre Colombia y su futuro, que parece muy enrulado al abismo del socialismo Castro-Chavista. El anterior Plan Colombia surge de la condición de país cuasi fallido al que lo llevó el gobierno tristemente célebre de Ernesto Samper, con un territorio invadido de coca y la amenaza de las farc que venían de tomarse Mitú y amenazaban “tomarse” Bogotá desde el Sumapaz. El nuevo plan Colombia reconoce que, una vez más, la coca inundó el país y la guerrilla, una vez más, amenaza la institucionalidad, esta vez con quintacolumnistas en el estado tratando de impulsar la visión socialista, agazapados en el acuerdo Santos-farc, que el aún más tristemente célebre Juan Manuel Santos dejó como herencia de su desastrosa administración.

Pero hoy a diferencia de la época del primer Plan Colombia hay nuevas realidades, siendo la más protuberante Venezuela, hoy aliada de los carteles narcos y de las narcoguerrillas colombianas. Y está la realidad de unas Cortes, totalmente politizadas y enemigas de cualquier reforma, que están llevando la institucionalidad colombiana a su hora más crítica. 

No está claro si hay un cambio de visión geopolítica en el estado gringo, o si sólo es una preocupación coyuntural, pero el Nuevo Plan Colombia ya en marcha, puede ser otra vez un mecanismo de reencauzamiento del país, que de lograrse debe vacunarse contra la posible llegada a la jefatura del estado de personajes como Samper y Santos. Aunque también es claro que estas decisiones de los Estados Unidos llevan aval bipartidista, es claro que quien gane las elecciones en ese país en noviembre, marcará el ritmo y la profundidad del Nuevo Plan Colombia. Parecería que de ganar Donald Trump el plan tendría mayor impulso, pues la izquierda Demócrata influirá para “aliviar” los riesgos contra lo “ganado” en el acuerdo Nobel-farc. Con Biden, las cosas se pueden “diluir” en una ideologización paralizante, y peor aún, si es con Kamala Harris, de ser ciertos los rumores del Alzheimer de Biden. 

Lo nuevo del Nuevo Plan Colombia es su enfoque en lo regional, algo que podría servir mucho al Norte de Santander para obtener desarrollo para una región como el Catatumbo, hoy una “región de paz” otra vez ensangrentada por el desarrollo narco a gran escala que nos dejó Santos. Es una oportunidad de oro para el departamento y la frontera, para proponer a través del gobierno nacional, y porque no, directamente con el gobierno de los Estados Unidos, verdaderos proyectos de desarrollo sostenible que nos saquen de la inercia de la crisis perenne y el lenguaje socialistoide que también se afincó en nuestros gobiernos locales y en el regional. Sería bueno que la región tuviera una hoja de ruta, pero insistir en ello es arar en el desierto y sembrar en el mar.

Varias regiones del país van a querer aprovechar esta nueva oportunidad, más aún después de la pandemia, y si Norte de Santander no se pellizca aquí solo se hará lo que un inepto burócrata de Bogotá decida. Eso de no tener visión de futuro es como una cadena que nos amarra a vivir en un presente marcado por la crisis, la incapacidad, la corrupción, y para colmo de males, al discurso ideológico simplón e ineficaz. 

Noticula: Es vergonzoso ver como los mandatarios regionales solo son espectadores del desastre de la inmigración y reemigración venezolana “coordinada” por el gobierno nacional, cuya política es “echarlos” a todos para Cúcuta y que el área metropolitana sufra las consecuencias. El peligro de estar siempre arrodillados es que se deja de ver el horizonte.

Temas del Día