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El país de las falencias
Ojala, por fin, en Colombia se dé el estatus de importancia que merecen los campesinos como principal actor en la cadena de la producción agropecuaria.
Miércoles, 20 de Diciembre de 2017

En Colombia ocurren tantas situaciones inverosímiles que nos llevan a pensar que aún estamos en siglos anteriores, lejanos a la modernidad.

El hecho que en Santa Marta existan barrios donde aún hay postes de madera en la interconexión eléctrica es uno de los ejemplos de esta condición. La noticia realmente sorprende, pero complementa otras como que en muchas poblaciones no exista acueducto. Lo anterior es prueba irrefutable de la inoperancia del estado antes las necesidades básicas del ciudadano.

Otro ejemplo son las vías terciarias, vitales para las personas dedicadas al campo. El deterioro  impide que el traslado de las cosechas sea a tiempo y en muchas ocasiones se pierdan.

En este último aspecto el actual gobierno está reforzando el presupuesto de inversión y esperamos que las obras culminen sin contratiempo y sin escándalos de corrupción. Según información nacional el presupuesto total para  el Plan de Inversión de Vías Terciarias tendrá un presupuesto de 1.38 billones de pesos. De los departamentos que más se beneficiarán serán Sucre, Nariño y Córdoba.

Las vías terciarias comprenden 140.000 Km, de las cuales apenas 8.400 Km está pavimentado.

Llama la atención, al revisar las adjudicaciones en la Red secundaria, según página oficial del Instituto Nacional de Vías (INVIAS), del Ministerio de Transporte que para nuestro departamento solo existen dos obras: Astilleros-Tibú con una cobertura de 72 km y cuya fase del proyecto ya va en el 98% y se prevé su terminación el 30/01/18, y la Intersección Benito Hernández con una trayectoria de 25 km y cuya terminación está prevista para el 30/03/18 , en contraposición , por ejemplo, al departamento de Santander que tiene 4 obras ejecutándose. Es una reflexión sobre el papel  desempeñado por nuestros representantes ante el gobierno nacional.

Ojala, por fin, en Colombia se dé el estatus de importancia que merecen los campesinos como principal actor en la cadena de la producción agropecuaria. ¡Alabados sean estos! Y que el progreso empiece a verse en nuestras zonas rurales. Ese progreso frenado, detenido porque los recursos estatales son despilfarrados y saqueados por los ladrones de cuello blanco.

Casos indignantes como las contrataciones con el Programa de Alimentición Escolar (PAE) son noticia diaria  y llenan al colombiano  con sentimientos de aversión y no confiabilidad en la clase política; porque quitarles los recursos a los niños de la población más vulnerable es aberrante. Es impedir el desarrollo mental, la capacidad de aprendizaje, la formación de jóvenes sanos. Recordemos que la dieta equilibrada frena los instintos de agresividad y Colombia urge que todos tengamos la paz en nuestros corazones. Infortunadamente aquellos funcionarios estatales, contratistas, intermediarios, que están al acecho de toda obra o servicio no respetan condición social porque para ellos lo único válido es el dinero, el poder y no presentan ninguna sensibilidad al dolor ajeno. Podría decirse que Colombia es un país de falencias, y de carencias tanto materiales como de valores cuando proliferan las conductas antisociales patológicas de individuos con personalidad fría, calculadora, sin ningún asomo de emociones o de s
entimientos de empatía. Por esto, es tan común  ver los corruptos dando declaraciones de inocencia. Ellos no presentan ningún tipo de miedo, no hay sentimiento de culpa ni de arrepentimiento. Son manipuladores. Y la neurobiología tiene explicación: su sistema del miedo (amígdala), los centros aversivos( Ínsulas) y el sistema del estrés (Hipotálamo) presentan una disminución de volumen estructural. Que lastima que la mayoría de los ciudadanos que se dedican a la política la desvirtúen de tal manera y muestren esa conducta.

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