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El Señor hará algo nuevo
Es necesario abrir el entendimiento a la espiritualidad que es más trascendente que lo material.
Viernes, 23 de Marzo de 2018

La Semana Santa debería ser un verdadero tiempo de reflexión, para preguntarnos si solo estamos en este mundo para nacer, crecer y morir o tenemos una misión, un propósito que cumplir. ¿Cuál es nuestro propósito en la vida? independientemente de lo que crea o en quién crea, sería un buen comienzo.

Vemos tantos que se jactan de ser ateos, de no creer en nada, obsesionados con descubrir o probar algo. Se hacen llamar pragmáticos y critican todo dogma con aire burlón inicialmente, agresivo y grosero después. Su dios es el conocimiento, lo consideran el único argumento válido, pues cuando el ser solo conoce lo material, lo único que acepta es lo material.

Es necesario recordar que somos seres tripartitos compuestos de un cuerpo, alma y espíritu, y que la vida en un cuerpo mortal y finito, es tan solo un paréntesis en la eternidad. Por ello es necesario abrir el entendimiento a la espiritualidad que es mas trascendente que lo material. La vida no es solo como en la canción Oropel de Jorge Villamil: “… cuanto tienes, cuanto vales...”.

Mañana se celebra el domingo de ramos, como comunmente llaman a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, registrada en los cuatro evangelios del Nuevo Testamento, antes de la crucifixión. Es un tanto paradójico que un hombre en un pollino, pudiese hacer una entrada triunfal, pero ése fue JESÚS, el hijo de Dios que se hizo hombre para entregar su vida por nosotros. El que siendo Rey se humilló hasta lo sumo y como oveja fué llevado al matadero. 

Esta la que llaman la semana de pasión, evoca el trasegar de Jesús en el mundo y recuerda su muerte, pero en especial su resurrección, pues fue en la cruz del Calvario donde obtuvo la victoria. Jesucristo está vivo, sentado a la derecha del Padre y obrando con poder y gloria aún en nuestros dias a través del Espíritu Santo.

El mayor regalo que Dios nos concedió no fue la vida, fue el plan de salvación, para poder tener la vida eterna, para obtener la trascendencia, permitiendo que Su Hijo unigénito muriese por nosotros. La salvación tiene tres beneficios importantes que usted debería conocer: La Justificación, la Santificación y la Glorificación.

Permítame, si usted incluso es pragmático, darle una pequeña idea del primero de los beneficios: la justificación, ocurre cuando cada uno se arrepiente de los errores cometidos y reconoce a Cristo como el único y suficiente salvador de su vida. Es un acto de Fé en desarrollo del libre albedrío, el cual abre la puerta a una vida llena de bendición. Le invito hoy a abrir esa puerta mediante un acto de contricción.

Lea esta oración de corazón: 

“Señor Jesús, reconozco que soy pecador, te pido perdón y entrego mi vida a ti, te recibo como el único y suficiente salvador de mi vida y te pido que me selles con tu Espíritu Santo hasta el día de mi redención”. Hoy el Señor hará algo nuevo.

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