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El sueño del ferrocarril
Lo cierto fue que nuestro ferrocarril murió completamente.
Jueves, 27 de Octubre de 2016

El país entero recibió con alegría y esperanza el experimento que la semana anterior hizo la Agencia Nacional de Infraestructura, al mostrar una prueba de tren por la ruta de La Dorada - Santa Marta, atravesando cinco departamentos, en una extensión de 767 kilómetros.
    
Muchos que apreciamos de niños el ferrocarril en las modalidades de transporte de carga y de pasajeros, nunca llegamos a explicarnos cómo la desidia de los gobiernos llegó a eliminar ese sistema de transporte, cuando el resto de países del planeta se dedicó a fortalecer el tren en todas las modalidades, hasta lo que hoy se puede apreciar en algunos países con los vagones de alta velocidad e inclusive con el experimento de una línea interoceánica que comunica París con Londres, inaugurado hace un par de años por la propia reina Isabel de Inglaterra.
    
Lo cierto fue que nuestro ferrocarril murió completamente y los fierros de las carrileras quedaron a merced de los vándalos, quienes los arrancaban para ser vendidos por chatarra.
    
Las consecuencias para la economía nadie las ha calculado todavía, pero dejar de aportar un sistema de transporte rápido, eficiente y a bajo costo, significó que nuestro aparato productivo tuviera que hacer esfuerzos descomunales para poder competir con bajas tarifas de fletes, y desde luego con los precios finales de los productos.
    
Ahora este anuncio debe servir para motivar a las regiones para hacer causa común a este enorme propósito, de tal manera que muy pronto las rutas de esa modalidad de transporte puedan operar a plenitud.
    
Colombia es un país con una topografía muy difícil, y pensar en que el ferrocarril puede atravesar el territorio nuevamente, constituye una esperanza que debe motivar a todas las fuerzas vivas nacionales.
    
Ojalá pronto se puedan definir las fechas definitivas, para que sea una realidad, y me atrevo a decir que si ese propósito se logra, un gran sueño se habrá cumplido, que quedará para todas las generaciones por venir, con la esperanza de que ahora sí sea posible cuidarlo, fortalecerlo y hacer que permanezca en el tiempo para beneficio de todos los colombianos.
    
Restará por definir el sistema de operación del mismo, que tendrá que garantizar los más altos niveles de la técnica, en donde la politiquería nada tenga que ver, para que la historia no nos vuelva a repetir un drama de esta naturaleza.

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