Se le acusa de traición a la patria porque lo que hace en el exterior atenta con la unidad de la nación. Dice el documento: “intenta fraccionar la unidad nacional; “pide ayuda de gobiernos de otros países para buscar un nuevo gobierno en Colombia” y eso es inaceptable.
Cuando leí la frase anterior, aplaudí con el pecho henchido. Por fin alguien le planta la cara. El senador Uribe no puede ir por el mundo hablando pestes de Colombia sin que nadie reaccione. Pero miro al final de la nota de prensa (un recorte del año 2010) y me doy cuenta con sorpresa que la frase no es contra Álvaro Uribe (que acaba de llegar de Atenas luego de lanzarle un baldado de agua sucia a Colombia; que acaba de llegar de España, luego de escupir sobre las instituciones legítimamente constituidas; que no hace mucho estuvo con Pastrana en La Florida intentado hablar con Donald Trump, para “hacer trisas” el acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc) sino que es una frase del propio Álvaro Uribe a través de su factótum, el entonces procurador General de la Nación, Alejandro Ordóñez, contra Piedad Córdoba. Piedad viajaba por el vecindario y algunos países de Europa predicando en el desierto: que la política de Seguridad Democrática del entonces presidente Álvaro Uribe actuaba contra los defensores de de
rechos humanos, y, además, de la posible alianza de la Seguridad Democrática con grupos paramilitares.
Hoy sabemos que Piedad Córdoba tenía razón y prueba de ello es que casi la totalidad del gabinete que acompañó al entonces presidente Álvaro Uribe, está preso. El general Santoyo (su mano derecha y hombre de confianza) y una cuñada suya fueron extraditados a Estados Unidos por narcotráfico. Del resto hay de todo: paramilitares, delincuentes comunes, espías, en fin: el hampa. Por los mismo delitos que cometió Uribe al poner al DAS a espiar a la oposición fue que cayó el presiente norteamericano Richard Nixon. Por los mismos delitos que Uribe comete cuando sale al exterior a hablar mal de Colombia fue que procesaron a Piedad Córdoba: traición a la patria.
Pero hay más: Uribe suplantó a Santos en el foro de Grecia.
Digamos que Uribe no tiene la culpa de que lo hubieran presentado como presidente y no como expresidente. Pero guardó silencio y durante su intervención tenía un letrerito sobre la mesa que decía “Presidente de Colombia”. Si eso lo hubiera hecho Juan Manuel Santos, Uribe hubiera estallado en átomos volando y lo hubiera metido preso. Suplantó al presidente de la república. A Santos hay que criticarle muchas cosas, pero suplantarlo en un foro internacional me parece un asunto descabellado y peligroso. Eso demuestra que Álvaro Uribe emplea todas las formas de lucha para enfrentar a su rival. En vez de derrotarlo con argumentos, hace un reality show. Y el circo le aplaude.
