El jueves de la semana que pasó, la ciudad se encontró con una gigantesca eventualidad sobre el puente Elías M. Soto, el cual tiene especificaciones viales preferentes. 

La falla de un tubo de acueducto de 30 pulgadas de diámetro, compuesto por un revestimiento en concreto y alma de acero, falló y como resultado, un hueco comprometió dos de los tres carriles que tiene en ese sentido la citada estructura.

Según la empresa Aguas Kpital, el incidente ocurrió entre las dos y tres de la madrugada, hora en la que muy pocos vehículos transitaban por el sector y eso evitó graves accidentes. 

Una vez tuvieron conocimiento las autoridades, procedieron a cerrar el carril, hasta tanto no se evaluara el alcance de los daños, sin embargo, apenas empezó el movimiento de vehículos se generó un megainfarto, el cual subió el desespero de los conductores que agobiados por el calor y la indefensión, mostraron la falta de tolerancia ante las dificultades. 

Es lógico entender que la autoridad de tránsito no estaba preparada para atender tamaño problema, puesto que no es algo normal que se hundan dos carriles en nuestra ciudad, como tampoco lo es en otras ciudades, pero lo cierto es que ha sucedido y seguirá sucediendo hasta en las más modernas y desarrolladas, por las mismas o por diferentes causas. 

Una de ellas, obedece al comportamiento de los materiales frente a las variaciones climáticas, situación que compromete a la carpeta asfáltica, el concreto y el acero, los cuales se diseñan de manera especial en los puentes. 

Los mismos se comportan flexiblemente hasta un límite y de ahí en adelante, pueden aparecer las fallas.

Otra causa puede ser atribuida a los movimientos telúricos. La Red Sismológica Colombiana, ha reportado en Norte de Santander, sismos los días 13,14,16 y 18 de octubre, coincidiendo con la fecha y hora del suceso: 18 de octubre a las 02:23 de la madrugada. 

También tenemos la influencia de lo que sucede en la frontera hermana. Según la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas, el 14 de octubre ocurrió un temblor en El Nula (Estado Apure) a escasas tres horas de nuestra ciudad y una de las fallas geológicas, abarca parte del territorio nortesantandereano, incluida Cúcuta.   

Entonces, si sumamos las variables anotadas, tenemos un peligroso panorama que podrá repetirse en cualquier otro punto de la infraestructura. Es cierto, que se generó un tremendo caos vehicular hasta el mediodía del jueves, pero luego la Secretaría de Tránsito del municipio y su grupo operativo se encargaron de ajustar la movilidad.

En conclusión, es justo reconocer el esfuerzo de la empresa responsable de la operación del acueducto de la ciudad, por el profesionalismo y oportunidad demostrado en la emergencia, demostrando que ese tipo de problemas es posible atenderlos con equipo humano de la región y para dar una lección a los pesimistas de las redes sociales, el trabajo se entregó en menos del tiempo previsto. Además, lo acontecido nos permite recordar la contagiosa publicidad de una empresa fabricante de tubos que decía: ¿Quién tuvo la culpa?.. “El tubo tuvo la culpa”.