En la década de 1960, en la Facultad de Economía de Universidad Nacional de Colombia (Bogotá), analizábamos un tema sobre la “Economía de Guerra”, que debía adoptar algún país o región ante una catástrofe. Diseñábamos supuestos, horizontes de comportamiento, estrategias aplicables, la indispensable logística, para aminorar los impactos del hecho que desestabilizaba y el resurgir ante la adversidad.
Tomábamos como ejemplos a analizar “planes” que ya se habían aplicado, para determinar los aciertos y desaciertos, del “Plan Marshall” en Japón, el Plan de la Reconstrucción de Alemania”, después de la segunda guerra mundial, la “Gran depresión” de 1930, así como la transformación de la industria y actividades en los Estados Unidos para atender las demandas de la 2º Guerra Mundial.. También planes más focalizados en regiones geográficas, como Terremotos, Hambrunas, Pestes etc.
Pero nunca estudiamos una “catástrofe mundial”, como la que estamos viviendo con la pandemia de la COVID-19 que golpea directamente al ser humano en su salud, que llega a todos los confines del mundo y no diferencia entre relaciones, razas, políticas, religiones, ingresos, estratos.
El gran problema lo sentimos todos directa o indirectamente. En cada país se han trazado planes diferentes, pero todos tienen el mismo fin, combatir el virus, tratar de atajarlo, que no ingrese, que no se propague, la prevención y que los sistemas de salubridad se preparen para el volumen de infectados, la recuperación del ser humano y la resiliencia del país o región. Hay personas que piensan “a mí no me afecta”. SI nos afecta a todos, suponiendo que el problema de salud se aplaque (por ejemplo vacuna etc), el daño a los aspectos económico-sociales, está vigente y lo que debemos tener es una voluntad y visión de emprendimiento, para el resurgir.
Un plan de “economía de guerra”, que se nota que lo está orientando el Gobierno Nacional, la explicaciones diarias del presidente de la República con sus ministros y asesores, muestra coordinación. Para manejar un problema de esta magnitud no existía un “manual”; ahora se está conformando algo, paulatinamente con decretos que surgen ante la evolución del problema. Un Plan de “Economía de Guerra” implica manejar matricialmente los problemas y recursos, trazar líneas de producción con su incidencia en otros factores. El Gobierno Nacional, está haciendo lo que puede, dando recursos para el sistema de salud, para no paralizar la economía, créditos subsidiados, ingresos bajos para el estado (impuestos, exportaciones), préstamos al Fondo Monetario, venta de reservas, priorización en gastos y otras medidas. ¿Qué vamos a hacer? Luchar, combatir. Eminentemente por la salud, el subdesarrollo y la corrupción.
Cuando Bolívar en Perú (Pativilca), se enfermó y estando a punto de morir en su lecho, le preguntó un subalterno: “Mi general ¿qué va hacer?” y él respondió: “Luchar”, se levantó, montó su caballo y dijo:”Soldados vamos a los Andes por los realistas”.
Cucuteños y nortesantandereanos, vamos a luchar por la vida y por nuestro terruño.
