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En Cúcuta los buenos somos más

Veo cerca el día en que Cúcuta empiece a caminar la senda de la legalidad, del esfuerzo, de la construcción colectiva. 

“... Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”. Fragmento del discurso de nuestro Nobel de Literatura, Gabriel Garcia Marquez, en ceremonia de entrega de dicho reconocimiento.

Hoy quisiera impregnarme de su realismo mágico y crear la fábula de nuestra ciudad a través de una arrasadora utopía contraria a nuestra desdeñable realidad, producto de la falta de valores y rampante corrupción. La culpa no es de unos cuantos, la culpa es todos los que hemos permitido que la apología del delito ingrese de manera irracional a nuestra vida cotidiana. La culpa es por no haber frenado a tiempo una cultura mafiosa que impregnó nuestra sociedad de manera lacerante y levantó generaciones que no quieren construir con esfuerzo, sino mágicamente.

La culpa es de todos los que no fuimos los suficientemente firmes para detener la avalancha de corrupción impune de quienes aprovechándose de la necesidad de los más pobres, los someten mediante subsidios que hacen parecer dádivas generosas, cuando en realidad son recursos que pagamos todos los conciudadanos.

La culpa es nuestra por no poner fin a tantos desmanes a tiempo y hoy la historia que no se queda con nada, nos pasa una cuenta de cobro difícil de cancelar. Pero creo firmemente que cuando se cae tan bajo, cuando se rompe la burbuja de cristal y se despierta a la realidad, es que se puede construir una nueva historia, solo que no debemos seguir cometiendo los errores del pasado.

No creo utópico el cambio de nuestra ciudad, pues veo una generación cansada de ver tanto desaforo, con ganas de participar, incidir y forjar una nueva realidad. Veo un grupo de profesionales, que antes cayaron por conveniencia, entender que más que resolver su situación personal, debemos resolver los problemas de la ciudad para que a todos nos vaya bien.

Veo cerca el día en que Cúcuta empiece a caminar la senda de la legalidad, del esfuerzo, de la construcción colectiva, del desarrollo y el progreso que tanto anhelamos. Hay materia prima suficiente para cambiar, solo debemos como un dedicado artesano, unir las pieza para lograr la obra maestra. Se que Cúcuta merece una nueva oportunidad de ir a más. Los que se quieran ir y no volver, no los extrañaremos, menos aún si en su despedida solo dejan ver rencor y falta de amor por nuestra ciudad, pues acá permaneceremos los que creemos que en Cúcuta los buenos somos más.

Viernes, 4 de Enero de 2019
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