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En Navidad piensa bien lo que vas a regalar porque...
Te propongo que para esta temporada primero te regales un corazón lleno de amor.
Jueves, 14 de Diciembre de 2017

Probablemente tienes una lista de familiares, amigos, personas cercanas y gente que no es de tu mayor afecto, pero que toca darle regalo por compromiso. 

Muy bien... habla muy bien de ti esa forma organizada de poner a tu corazón a asignar presupuesto según grado de cariño o de compromiso. 

Levanta la mano si eres de los que alguna navidad le diste un regalo más costoso a tu jefe que a tu mamá... 

Es que los regalos, más que regalos son un detalle con esa persona que ha estado ahí presente; ahora, en este tiempo. 

Recuerda que el pasado ya pasó y el presente es un regalo, por eso se llama presente. 

Te propongo que para esta temporada primero te regales un corazón lleno de amor. 

El corazón es el punto de reunión de los sentimientos. 

Siempre habrá un vínculo íntimo entre el corazón y el amor en cualquiera de sus dimensiones. 

En el corazón se refugia el amor fraternal, el amor por la vida, el amor del enamoramiento o el amor por lo que hacemos. 

Antes de decir que amas o perdonas a alguien pregúntale a tu corazón si es verdad

Este siempre te dirá la verdad; porque el corazón, contrario a la mente, no obedece al ego. 

En el corazón está la fuerza del amor; ese universo de poder con el que Dios creó al mundo y nuestra existencia dentro de él para evolucionar, crecer y trascender como personas, atravesando en el curso de la vida, los diferentes campos espirituales.

Allí, en el corazón, se refugian las tristezas, la pena, el dolor, el odio las dudas y los temores.

Pero puedes elegir llenarlo de paz, amor, armonía, luz, alegría y felicidad. 

El corazón se regocija con el amor o se maltrata con el rencor; porque el corazón cuando sufre, duele, se contrae, se arruga y se apaga como una flor que se marchita por falta de luz. 

Al corazón hay que protegerlo de rencores que nos roban nuestros sueños, gastan nuestras energías y nos debilitan.

Un buen regalo de navidad es liberar tu corazón de amarguras que te quitan el sabor de la vida y te impiden saborear lo dulce que hay en ella. 

Regálate evitar en tu corazón la rabia y el enojo por que te mantienen alejado de los demás y te sumergen en la soledad. 

Cuida tu corazón de las envidias; la envidia corrompe y daña lo que tienes y no te permite disfrutarlo.

La envidia en el corazón es una semilla de conflicto. 

El corazón es la tierra fértil de Dios para dar fruto de vida para ti y otros. 

Hay que cuidarlo y protegerlo de esos sentimientos dañinos que lo debilitan y enferman hasta morir. 

Por eso; en esta temporada de regalos te invito a que revises a quien le darás un regalo de corazón antes de estacionarte frente al stand de galletas, dulces y chocolates de un supermercado, a ver si logras discernir si esa persona es de verdad de todo tu cariño o la estás poniendo en esa parte baja de lista, donde muy seguramente pusiste al vigilante de tu edificio o de la secretaria del médico que te asigna la cita con prontitud. 

Elige bien ese regalo con el que vas a despertar una sonrisa. Pero al a hacerlo, elige con el corazón. 

Ve y escoge un buen regalo para esa persona que de verdad está en tu corazón. 

Estoy seguro que tu corazón no te permitirá escoger unos limpiones para tu mamá, una linterna para tu papá, una caja de pañuelos para tu sobrino, unos calzoncillos para tu tío o unos inciensos para tu abuela. 

El mejor regalo siempre siempre será tu bondad, tu gratitud hacia los que te sirven, tu tiempo dedicado a brindar compañía, tus palabras de apoyo, tu mano extendida, tu servicio al necesitado y tu cariño con el qué haces las cosas. 

Es navidad... sorprende a todos con una nueva actitud de alegría y sonrisa permanente; ofrece tu perdón, reconcíliate con tu hermanos, da lo mejor de ti y que tus regalos, sean de corazón. 

¡Hakuna Matata!

JM

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