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Entrevista interesante

¿Qué implicaría una victoria electoral del uribismo?

En estos días preelectorales surgen en el escenario político nuevos pretendientes del poder, los que desean continuar detentándolo y los que creíamos extintos políticamente, como el expresidente Ernesto Samper Pizano que por causas conocidas fue, justa o injustamente, no sé, encausado por la Fiscalía General y la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, independientemente del resultado. 

De todas maneras Ernesto Samper, luego de dejar la Presidencia en 1998 ha hecho un trabajo político personalmente exitoso, haciéndose para sus amigos a cargos nacionales, lo que indica que electoralmente no está “difunto” y, además, opina sobre lo divino y lo humano con alguna resonancia mediática.

El pasado domingo, por ejemplo, leí una entrevista que le concedió a un periodista español donde se queja que el sector político donde él se mueve, digamos centro izquierda, no ha logrado acordar un candidato comprometido con la paz, que sea elegido el 11 de marzo de 2018 -en las elecciones parlamentarias- y se presente a la primera vuelta. Creo que está en sintonía con la propuesta de Juan Manuel Galán Pachón, la cual fue rechazada por el VII Congreso del Partido Liberal realizado recientemente, donde su nuevo director -César Gaviria Trujillo- tiene otras pretensiones políticas.

El periodista pone en boca de Ernesto Samper el título de la entrevista, el cual  no aparece en el texto de la misma: “Una victoria electoral del uribismo sería terrible”. Lo cierto es que en el texto de la entrevista el periodista le pregunta: ¿Qué implicaría una victoria electoral del uribismo? Samper responde: “Eso sería la tapa de la olla”. Seguramente fue el afán de impactar.

Independientemente de otras declaraciones suyas, como su paso por Unasur, dice Samper algunas cosas ciertas que ya hemos comentado en esta columna. Por ejemplo, que en Colombia definitivamente ya no existe la alternatividad política tradicional y que los “sectores progresistas” ya tienen despejado el sendero a la Presidencia, lo cual es cierto. Le corresponde al electorado colombiano determinar qué significa en general  el “progresismo político” que nos proponen. En la Academia de las Lengua dicen que progresismo significa “Que avanza, favorece el avance o lo procura”. El asunto es determinar hacia dónde avanza: hacía el despeñadero o hacía el progreso real y efectivo, porque ejemplo de lo primero lo tenemos en la vecindad. 

A los interesados en las ciencias políticas les recomiendo el libro “El libro negro de la nueva izquierda”, donde dos politólogos argentinos desenmascaran la nueva propuesta  “progresista”. 

Martes, 10 de Octubre de 2017
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