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¿Está anémica nuestra economía?

El populismo, como es costumbre, siempre busca culpables de cualquier crisis.

Amables Lectores: Cuando a finales del 2014 se presentó la dramática caída de los precios del petróleo, nuestras autoridades económicas llenas de un falso y humilde positivismo afirmaron: “La economía colombiana está blindada y no hay de qué preocuparse”.  Esta expresión todavía nos mortifica y hoy con la pobre meta de crecimiento que prevé el director del Banco de la República, Juan José Echavarría, para el 2017 entre el 1.6% y el 1.8%, concluimos que el populismo de esas declaraciones, como ha sucedido con muchas otras mentiras, llevó al país aceptar en silencio la situación real de la economía, pensado que si en ese instante estábamos mal, eso podría mejorar con el famosos blindaje.

Pero nunca fue así. La crisis de precios del petróleo sí vulneró la economía causando desaceleración y una grave crisis fiscal por la disminución de los ingresos.  El diagnóstico es claro pero ¿Por qué sucedió?.  La explicación es muy fácil.  Los recursos extraordinarios originados en los altos precios de petróleo, antes del 2014, fueron dilapidados en viajes, múltiples contratos administrativos por varios millones de pesos, pago a famosos asesores de paz, aumento geométrico de burocracia y cero recortes en gastos de funcionamiento.

La historia pasará cuenta de cobro a las dos administraciones anteriores por no haber ahorrado parte de los recursos fiscales originados con esa bonanza petrolera.  No se ahorraron buscando mejorar la productividad de la economía sino se gastaron en llenar los bolsillos a los ñoños y musas, en aras de poseer en elecciones un gran paquete favorable de sufragios que manejaban esos personajes.

El populismo, como es costumbre, siempre busca culpables de cualquier crisis.  En esta oportunidad les tocó el turno a los fenómenos del niño y de la niña, dejando de lado causas más reales y profundas.  En un artículo del periódico “El tiempo” la columnista María Isabel Rueda destaca como factor de crisis el bajo desempeño del sector minero- energético donde el oleoducto, caño limón - Coveñas lleva dos meses sin operar debido a 38 atentados ejecutados por el Eln.  Las empresas del sector textil, en años anteriores estandartes de la industria colombiana hoy están agobiadas por los aranceles y contrabando.   Fabricato cerró su producción por un tiempo.

La confianza del consumidor está en franca decadencia.  La intención de compra de vivienda ha disminuido del 3.4% al menos 9%.  Igual sucede con él porque automotriz.  El índice de cartera vencida en los bancos se ha incrementado principalmente en consumo e infraestructura.  Esto último ha enseñado a la banca a ser prudente en estos desembolsos y el sector financiero parece que solo espera ¿Cuántos contratistas mas irán a la cárcel?.

La columnista María Isabel Rueda, en forma inteligente y didáctica destaca nuestra pobreza al comparar el presupuesto del país para el años 2018 que el gobierno ha tasado en 235.6 billones de pesos con la fortuna por 8.500 millones de dólares que posee el señor Bill Gates.  Ser pobre no es determinante en nuestra crisis económica, sino el cómo manejar eta pobreza en forma honesta y con priorización.  Pero sucede lo contrario, 144.3 billones de pesos irán alimentar la burocracia estatal.

Está haciendo carrera un apéndice más del populismo, apoyando por las centrales obras, al afirmar que se deben “bajar impuestos y subir salarios”.  Cuidado, el ejemplo de nuestros vecinos Chávez y Maduro que aplicaron esta “genial” formula, llevaron a la economía venezolana a la crítica situación que hoy vive ese pueblo.

Se aproximan unas nuevas elecciones.  Tomemos conciencia por quien depositar nuestro sufragio.  El populismo no tiene color político pero es totalmente irresponsable.

Miércoles, 20 de Septiembre de 2017
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