La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Columnistas
Estamos trabajando para el país que somos, no el queremos ser
Según Fedesarrollo, el crecimiento de la productividad laboral ha sido casi cero y a veces ha decrecido.
Lunes, 12 de Noviembre de 2018

Una revisión cotidiana de la actividad de los empelados parece sacada de una tragicomedia: Gastan tiempo, inusitadamente alto, en los disfraces del 31 de octubre. No olviden el tiempo “invertido” en el amigo secreto, y en el día de la secretaria. 

Y dónde me dejan los permisos para llevar a los hijos a las actividades extracurriculares, eso sí en medio de la semana hábil, al colegio. El día lúdico, el día de integración con los papitos y las mamitas. 

El día del abuelo es otro que se debe hacer un martes, en el horario de 10am a 4 pm, así que ni modo de trabajar ese día. Toda una delicia para la productividad. 

Visito, por temas laborales, varias entidades del Estado y quedé pasmado cuando vi que a lo largo de una semana, todos los días, los empelados oficiales gastaban prácticamente todo su tiempo en arreglar las oficinas para el festejo del 31 de octubre. No hablar de la cantidad de papel maché, Icopor, bombas y toda una parafernalia que seguramente fue pagada con caja menor de la entidad. 

Hablando con un amigo, presidente de una empresa privada, le comenté mis cavilaciones sobre la cantidad de horas que efectivamente se trabaja en Colombia, y como la productividad era muy baja. Le advertí que lo decía de manera intuitiva, que no tenía mayor información al respecto. 

Él lo confirmó. Había querido implementar una jornada de 4 días laborales, para estar acompasado con la casa matriz que quedaba en California. Leí, pues, los estudios provenientes de Estados Unidos y vi como los empleados dispararon la productividad trabajando 4 días a la semana. Mi amigo ejecutó un plan piloto y casi se quiebra. 

La razón, me dijo, es que de las 8 o 9 horas laborales, trabajamos menos de 6. Es decir que 2 o 3 horas se van en nada. En procastinación, dicen ahora. Perdiendo el tiempo, decía mi abuela. 

Ya es hora que, y lo digo enserio, todos empujemos en la búsqueda de una eficiencia empresarial, hacia una mayor productividad de los empleados. 

El capital es esquivo y sin corazón, y ante la menor duda, se fuga. Las grandes empresas, atacadas por los impuestos altos, por la pésima movilidad de sus mercancías, por la inseguridad en las vías, y la poca o nula certeza jurídica en los negocios hace que los empresarios se quieran ir. Si a eso se le suma una productividad de casi cero, la cosa no mejora. 

Ya lo piden los sindicatos, y con razón, que el salario para el año entrante tenga una fuerte alza. Y así debe ser, pero no habrá alza significativa si la productividad laboral sigue así de baja. 

Según Fedesarrollo, el crecimiento de la productividad laboral ha sido casi cero y a veces ha decrecido, y para no mirar lejos, un trabajador gringo es 4.5 veces más productivo que uno colombiano. Un alemán trabaja 35% menos tiempo, y es 700% más productivo que un compatriota. 

¿Alguien sabe la razón? Yo no. Pero me gustaría saberla. 

Temas del Día