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¿Estás disfrutando el paseo de la vida?
Esa es la actitud: ¡Riámonos de la vida carajo! De lo que nos pasa, de la caída en público, de la foto con el ojo apagado.
Jueves, 8 de Febrero de 2018

Cuando mi neurólogo me dijo “Papuchis, lo felicito, su mente es tan rápida como un Ferrari... pero vas a tener que andarla a 60 kms por hora”, en ese momento entendí que la vida es como un paseo de más o menos 80 años; y si la vemos así, debemos ponernos en actitud de paseo.

Por ejemplo, preguntándonos ¿A que vamos cuando nos invitan a un paseo?

¿A disfrutar verdad? A gozar, a divertirnos, a cantar, a reír y a bailar.

Sacamos el sombrero, las gafas, el chingue, la ropa más cómoda y nos vamos con la expectativa de pasarla bien.

Registramos fotos con el celular desde la primera hora, hasta la última y siempre quién la toma, suelta la espontánea frase: ¡Pero ríanse carajo”.

Si. Esa es la actitud; ¡Riámonos de la vida carajo!

De lo que nos pasa, de la caída en público, de la foto con el ojo apagado, del cheque que no salió y usted necesitaba con “urgencia”; de la cara de amargado de su jefe, de nuestra selección que no gana pero juega bien, de la respuesta de la reina, del dedo del pie encaramado en el otro, de la cosa política, del twitter de Uribe, del turbante de Piedad, del chiste en el celular, de las orejas del perro criollo, del grano en la punta de la nariz, de la señora gorda, del hombre calvo o de su propia estatura.

Riámonos de la vida, riámonos de los problemas, riámonos de nosotros mismos.

La gente comienza a ser feliz cuando es capaz de reírse de sí misma.

Riámonos de las cosas buenas que nos suceden.

Riámonos abiertamente para que todos se puedan contagiar de nuestra alegría.

La alegría de ser colombianos.

A nosotros nos tocó el paseo en este bello país, y es hora de preguntarnos; Estamos gozándonos este paseo?

Es hora de entender que la vida es como una carretera llena de paisajes hermosos y detalles tan simples como grandiosos que uno se pierde por el afán de llegar rápido. ¿Rápido para qué? 

Nunca hay una razón que justifique nuestra prisa. Tan solo la competencia contra el tiempo que nosotros mismos nos fijamos.

Manejando nuestra mente y nuestros pensamientos a la velocidad en que vivimos el mundo, nos perdemos de las enseñanzas de la gran obra maestra de la naturaleza.

La idea por ejemplo, de tomar camino para salir a pasear es también disfrutar el viaje hacia este destino. Es parar en las tiendas a tomar chocolate con queso. Es sentarse en una piedra a la orilla del camino y contar cuantas variedades de verde hay ante sus ojos, es vivir la experiencia de jugar tejo con un campesino, es parar en un monumento a recordar porque nuestra patria es libre o simplemente andar despacio y tener tiempo para disfrutarla.

¿Cuantas metas queremos alcanzar para ser finalmente felices? 

¿Porqué no ser felices ya, ahora, en este momento, con lo que tenemos y no tenemos?

¿Ya hicimos reten en nuestra precipitada carrera para replantear si queremos seguir a 240 kms por hora y accidentarnos, o andar a 60kms, disfrutar el paisaje y responder si ya fijamos nuestro sueño¿ o vamos por el mundo improvisando sin plan de vuelo.

¿Sabemos a dónde vamos y lo que queremos? 

¿O somos lo que otros quieren que seamos?

¿La expectativas de quien son nuestras obras?

¿Es acaso el éxito un requisito para ser feliz? 

¿Donde o con quien está mi felicidad? 

¿Sabemos que es el ego, o que es Dios? 

¿Necesita constantemente la aprobación de la gente sobre sus actos? 

¿Ya identificó qué lo tiene triste, deprimido, angustiado, enfermo?

¿Siempre dice que tiene un problema para llamar la atención? 

¿Recuerda la última vez que se rió sin poder parar? 

¿Piensa que la risa es sólo para cuando nos hacen reír? ¿Se está preguntando en este momento porqué no se había hecho esas preguntas?

Bueno, si la vida es como un paseo, ¿por qué no disfrutamos el paseo de la vida?

¿Porqué estamos esperando el futuro para celebrar? ¿Porqué no estamos celebrando desde ya, aquí, ahora con lo poco o mucho que tengamos?

¿Quien dijo que Dios quiere que usted sea vicepresidente de una empresa?

¿Ya se preguntó si quien quiere ver y disfrutar ese éxito es su papá y no usted? Y que de pronto ese no es su sueño pero usted lo persigue porque le dijeron que eso es tener éxito en la vida?

¿A quien quiere engañar con esa corbata Ferragamo o esos tacones de Prada, cuando por dentro sabe que se muere por una mochila tejida por los indígenas de la guajira y que le encanta comer pan con gaseosa al final de la tarde sentado en el anden de la tienda?

¿Ya identificó si tener colecciones de títulos obedece a la tendencia actual, al ego, al estado de competencia del mundo empresarial, a la necesidad de abrirse camino como empleado? o si es que usted ya soñó con prepararse bien para tener su propia empresa fruto de una idea inspirada en hacer lo que realmente lo hace sentir bien. 

Es decir, hacer en la vida lo que se la de la gana y además recibir pago por ello mientras no recibe órdenes de nadie.

¿Hace cuanto no tiene en sus manos un cuaderno?, suyo, no de sus hijos. Un cuaderno para escribir con su propias manos sus ideas, sus sueños, sus deseos, sus anhelos?

Un cuaderno… No un teléfono inteligente. 

¿Ya se dio cuenta que se está levantando a las 6am y saliendo sin desayunar de su casa para volver en la noche a veces sin almorzar, todo por estar trabajando para una empresa que no es suya?

¿Ya se preguntó si lo hace porque piensa que esa empresa le está haciendo el favor de darle trabajo? Recuerda que ser empleado también hace parte del proceso en el camino a la felicidad.

Resumiendo y obedeciendo al objetivo de esta reflexiones es solo cuestión de compartir una idea donde la prisa y el afán por alcanzar un éxito que podría ser infinito, nos puede llevar a olvidarnos de lo simple; y recordar que salir a caminar por las mañanas, o ir a cine con nuestros hijos nos podría hacer más felices incluso que los ingresos, los aplausos o el reconocimiento que tanto le gustan a su peor enemigo, el ego.

Ese que es traicionero y nos aleja de la simplicidad de la vida para adentrarnos en un mundo de información y creencias donde nos han condicionado a tener que triunfar, lograr el éxito, conseguir dinero y poder, ser mejor que los demás, brillar con la material, obtener un estatus social y vivir en estado de competencia.

¿Porqué no proponernos a identificar todas esas metas, como simples procesos de la vida? Y entonces dedicarnos a escoger y filtrar lo que nos edifica y constituye como buenos seres humanos para dejar huella y trascender como personas que nos prestaron este mundo en el universo para disfrutar un paseo junto a miles de millones que también persiguen el sueño de la felicidad. 

Con dinero, poder, reconocimiento y estatus social no vamos a cambiar el mundo. No nos creamos tan “importantes ” que aquí vinimos empelotos y sin nada, y nada nos llevamos más que el recuerdo de lo que hicimos; y ahí es donde esta la elección. 

Trascender por lo que hicimos con bondad, comprensión, gratitud, alegría y servicio.

Somos protagonistas de un acto donde todos nuestros roles ya vienen asignados y seguimos un guion que ya viene escrito para cada uno desde nuestra llegada a este paseo.

Esa es nuestra verdadera misión en este paso por la vida universal.

Que nos contagiemos de alegría y aprendamos a perdonar para que con humildad y una sonrisa constante podamos entonces conquistar la felicidad!

Disfrutemos, riamos, gocemos, dejemos salir al niño que hay en cada uno de nosotros y que viva el paseo de la vida.

Hakuna Matata !
JMC

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