Termina el año y es hora de hacer balances, como efectivamente los hemos escuchado o leído en los diferentes medios de comunicación. Es inevitable que a nivel personal y público hagamos valoración de hechos sucedidos y busquemos las causas de los que no se realizaron.
Así las cosas, en lo personal, sólo quiero resaltar el hecho de mi elección en un cargo administrativo de la Academia de Historia de Norte de Santander y, principalmente, que haya tenido la suerte de hacer binomio y buenas migas con el presidente Luis Fernando Niño López, a quien me quiero referir porque llegó decidido a que aportáramos todo nuestro contingente para sacar adelante la institución, como efectivamente lo logramos desde el punto de vista físico, con su remodelación; e intelectual, con la publicación de dos ediciones de la Gaceta Histórica, donde se publican los esfuerzos investigativos de los individuos asociados en sus diferentes categorías.
Al momento de su elección el presidente Luis Fernando Niño López venía de optar al título de doctor en Historia y Arte, de la Universidad de Granada, España, y ocupaba en la Gobernación departamental el cargo de Secretario de Víctimas, Paz y Posconflicto, en momentos verdaderamente difíciles para la República, lo cual le fue reconocido el pasado 20 de diciembre por amigos entrañables en el seno de la Academia de Historia.
Ahora, teniendo en cuenta ese palmarés, el entrante gobernador Silvano Serrano Guerrero, natural de la provincia de Ocaña, lo llama para reincorporarlo a la administración departamental como Gerente del Bicentenario, porque conoce de su talento, porque sus futuras funciones son afines con su formación doctoral y como reconocimiento a su interés en tema clave de nuestra historia constitucional.
Ahora bien, no puedo dejar de referirme a la satisfacción y tranquilidad que trajo a los residentes en Cúcuta la elección de Jairo Tomás Yáñez Rodríguez como nuevo Alcalde de la ciudad, con la bandera de Alcalde cívico. Antes de su elección y con posterioridad a la misma asistí a varias de sus reuniones, invitado por el doctor Patrocinio Ararat. En el primer caso su discurso fue coherente y respetuoso; y en el segundo, continuó en la misma tónica sin perder su calidad de señorazo.
¿Qué se espera de él? Difícil de contestar con tan complejos problemas que tiene la ciudad. Para mencionar algo, es de esperar que con el manejo impecable de los recursos financieros municipales -lo cual puede darse como un hecho- se saneen las finanzas municipales, se desarrollen programas sociales en sectores vulnerables de la población y se apoye económicamente programas culturales que aprestigian a la ciudad, y por qué no: a nuestro Departamento.
Creo que la clave del éxito está, como decía el presidente Guillermo León Valencia cuando desde un periódico capitalino lo cuestionaban personal y políticamente: “Ustedes tendrán razón, pero es indudable que estoy rodeado de los mejores asesores”. Feliz Año Nuevo, amables lectores.
