La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile

Fragilidad

La fragilidad del mundo ante un microscópico virus que ha puesto en jaque a la humanidad es la expresión que mejor refleja la situación que estamos viviendo. 

La fragilidad del mundo ante un microscópico virus que ha puesto en jaque a la humanidad es la expresión que mejor refleja la situación que estamos viviendo. Los líderes de la mayoría de las potencias de occidente reaccionaron, unos tardíamente, otros escépticos y sólo ante la evidencia de la crisis tomaron medidas, como palo de ciego, temerosos de afectar la economía e impotentes ante un sistema de salud incapaz e insuficiente para afrontar la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud. 

Y esa fragilidad, es consecuencia de la falta de liderazgo a que se refiere en reciente artículo en la revista TIME*, el famoso historiador, filósofo y autor de “Sapiens”, “Homo Deus” y “21 Lecciones para el siglo XXI” Yuval Noah Harari, que resume diciendo: “En la batalla contra el coronavirus, la humanidad carece de liderazgo”. Donde además afirma: “En los últimos años, los políticos irresponsables han socavado deliberadamente la confianza en la ciencia, en las autoridades públicas y en la cooperación internacional. Como resultado, ahora nos enfrentamos a esta crisis desprovista de líderes mundiales que pueden inspirar, organizar y financiar una respuesta global coordinada”,   

Somos espectadores de un mundo aislado en donde no solo se cerraron las fronteras, sino que cada líder en su país tomó las medidas que le parecieron, sin ninguna coordinación. Señalando, como si eso fuera lo importante, cual es el lugar de origen del portador del virus. Muestra de ello la afirmación de una mandataria nuestra que causó la caída del Director del aeropuerto El Dorado, porque “el virus entró por el aeropuerto”, algo que era inevitable.

Pero lo más evidente, inclusive más que la fragilidad de los sistemas de salud del mundo occidental, es la fragilidad del modelo económico. Un modelo económico que, como en el caso nuestro, tiene a más de la mitad de la población en la informalidad, que además no forman parte de los programas sociales del gobierno (familias en acción, jóvenes en acción, adulto mayor, etc.), que viven del día a día, trabajando en la calle, rebuscándose el pan nuestro de cada día y que sólo se han hecho visibles por esta crisis, pero que han estado ahí siempre, ante la mirada indiferente de todos, de un sistema inequitativo y desigual. Hoy, el Gobierno, empresarios y almas caritativas, acuden a resolver sus necesidades mínimas del momento y mañana cuando se supere la crisis, o quede reducida a su verdadera dimensión, volverán a la marginalidad en donde siempre han vivido.

Idéntico escenario presenciamos en el sistema de salud. La fragilidad del sistema, incapaz de atender las necesidades básicas de sus afiliados, con una red hospitalaria pública en déficit y la privada desfinanciada, destapa la crisis por todos conocida y hoy nos encontramos con el ejercicio de habilitar clínicas cerradas, de dotarlas de unidades de cuidados intensivos y de cuidados intermedios, de habilitar hoteles, coliseos y escenarios deportivos para atender a los infectados del virus, con recursos del estado de emergencia, para que no colapse el sistema. Y luego, cuando se supere la crisis, o quede reducida a su verdadera dimensión qué utilidad tendrá toda esa infraestructura. Nos encontraremos con la realidad de hoy, de un sistema de salud incapaz e ineficiente.  

Ojalá, estos días de cuarentena y los más que anuncia el Presidente Duque, sirvieran para reflexionar sobre la necesidad de reformar el modelo económico del que dependen, el sistema financiero, el sistema de salud, el sistema educativo, el sistema judicial, etc.  De lo contrario, esta no será sino otra pandemia más. 

*Revista Semana 3/17/2020

Viernes, 3 de Abril de 2020
Premium-home
Patrocinado por:
Logo Empresas
Temas del Día