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Grave peligro

Las fuerzas extremistas tomarán el timón de nuestro país, que hasta hace algunos años era tierra estéril.

Todo indica que la derecha extrema, dirigida por ‘’el hombre milagro’’, Álvaro Uribe, llegará al poder en las elecciones presidenciales que se cumplirán a finales de mayo, con la participación de voceros de distintos sectores, que de antemano saben que están derrotados y que nos esperan días muy peligrosos en los que, espero estar equivocado, correrá serio peligro la frágil democracia que nos gobierna desde principios del siglo 20.

Espero estar equivocado, pero todo me dice que, como ocurrió en otros países, las fuerzas extremistas tomarán el timón de nuestro país, que hasta hace algunos años era tierra estéril para las dictaduras de izquierda y derecha que se apoderaron de Venezuela, Chile y Estados Unidos.

Las últimas encuestas, una moda impuesta por los politólogos gringos para descubrir las tendencias dominantes entre el electorado, han mostrado que la Presidencia de Colombia será ocupada desde el próximo 7 de agosto, por exburócrata de la banca internacional y exsenador del Centro Democrático, el partido fundado por Uribe con el propósito de amargarle la vida y su trabajo a quien considera su peor enemigo, el presidente Juan Manuel Santos, quien estuvo arrinconado por su antecesor y algunos desleales amigos durante la mayor parte de los ocho años de sus dos administraciones.

En el primer lugar de las encuestas aparece un novato, Iván Duque, quien confirmará lo dicho desde hace varios meses: el presidente será el que diga Uribe, quien por milagro de santo desconocido, pasó del anonimato a la privilegiada posición del más prominente político del siglo 21. El segundo puesto ha sido para guerrillero retirado que aprovechó la Alcaldía de Bogotá para iniciar carrera política que lo posicionó como jefe de la izquierda. En los demás se ubicaron los verdes, el nieto de Carlos Lleras, el candidato liberal y otros optimistas que quieren pescar en río revuelto.

En días recientes ha habido indicios de lo que será el gobierno de Duque, quien cumplirá el papel que desempeñó Héctor J. Cámpora en Argentina: facilitar el regreso al poder del caudillo, inhabilitado para la reelección. Entre tanto, ya se sabe lo que será el segundo capítulo del uribismo: se cancelarán las concesiones de televisión, como la cadena Uno, se perseguirá a los magistrados implicados en fallos adversos y se acabará ‘’el libertinaje’’ de la libertad de prensa, que permitió al uribismo volver ingobernable el país y crear un partido de gobierno que nada tiene que envidiarle a los que se han atornillado en otras naciones. Al liberalismo no  le esperan los mejores días, como tampoco a la izquierda. Y la derecha tiene porque celebrar: habrá cumplido el sueño de sus viejos dirigentes, desde Rafael Núñez hasta Alvaro Uribe, los dos más famosos tránsfugas, que pasaron del liberalismo al conservatismo sin romperse ni mancharse.

Viernes, 13 de Abril de 2018
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