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Hezbolá latino
Iniciamos el 2020 con el calentamiento geopolítico en Oriente Medio.
Sábado, 11 de Enero de 2020

Entre los muchos actores violentos que hoy habitan Venezuela con el beneplácito de la dictadura, está la organización extremista islámica chiita del Libano llamada “Partido de Dios”, en árabe Hizbullah, y latinizado Hezbolá. Y es presumible que estén allí traídos por los regidores cubanos, expertos en proteger grupos extremistas como el colombiano Eln, con quienes los “líderes del paro nacional exigen reanudar conversaciones de paz”. 

Iniciamos el 2020 con el calentamiento geopolítico en Oriente Medio, que pone a la región y a Occidente en alerta ante la posible respuesta terrorista de Irán y sus aliados en el chiismo extremista mundial. Con la intervención de Estados Unidos en Irak para dar de baja al general y jefe supremo del Cuerpo de Guardia Revolucionaria iraní, Qasem Soleimani, cabeza uno de los tres poderes en Irán (los otros dos, son el Presidente Rohaní y el Ayatolá Ali Jamenei), hay que considerar el papel que jugará Hezbolá, que fue fundado y organizado por ese cuerpo, por lo que es presumible que sus milicianos sean llamados a cometer atentados terroristas contra objetivos occidentales o Israel. El terrorismo es el peligro y no el de una guerra con Estados Unidos, que los iraníes saben sería un suicidio. Los ataques con misiles a Irak, anunciados y sin bajas occidentales, son para el público iraní y su “sed de venganza”. Una guerra solo está en la mente de ideologizados analistas occidentales, que posan de grandes académicos, o fake-periodistas que titularon que Irak pidió la salida de las tropas estadounidenses de su país, cuando en realidad eso lo hizo la minoría chiita del parlamento, lo cual no tiene efecto legal. Eso es como si el partido farc, solo, votará romper relaciones con Estados Unidos. Ya el periodismo nos enseñó que hay que leer entre líneas las noticias dirigidas. La salida de las tropas gringas de Irak, envalentonaría al Estado Islámico a volver a la guerra, y a los kurdos de Irak y Siria a crear el Kurdistán, con la correspondiente guerra con el régimen de al- Assad. Por eso Irak no sacará los gringos. Y a este asunto aún le falta que conozcamos la reacción del islam sunita, encabezado por el enemigo religioso de Irán, Arabia Saudita, que hace poco fue atacado en una de sus instalaciones petroleras por iraníes. Este es un tema importante, pues como he mencionado en otras ocasiones el odio al hereje es mucho mayor que el odio al infiel, que hará que, en caso de conflicto, éste de seguro será cruento. Oriente Medio vuelve al centro del conflicto político mundial.

El régimen iraní mandó milicias a Irak, particularmente de la Guardia Revolucionaria, para enfrentar el Estado Islámico, pero ante la desintegración de ese país en áreas gobernadas por grupos armados, las milicias iraníes permanecieron allí y se volvieron contra los estadounidenses cuando el gobierno iraní quiso impulsar su programa nuclear. Pero como el extremismo no se detiene con negociaciones, y se crece ante la impunidad, entre 2003 y 2011, esas milicias iraníes asesinaron cerca de 600 soldados americanos en Irak, sin una respuesta frontal de Estados Unidos, hasta ahora, cuando han matado una de las cabezas de la hidra tricéfala iraní. De 2011 a hoy los iraníes se han concentrado en apoyar el terrorismo internacional, particularmente el que tantos réditos le dio al Estado Islámico, que era la captura al fundamentalismo de jóvenes occidentales para atentar contra sus propios países. Irán se convirtió en el mayor riesgo terrorista de Occidente. 

Hasta la llegada del chavismo a Venezuela y su entrega al régimen estalinista cubano, en Latinoamérica estas noticias se oían como algo de un mundo muy lejano, y sin ninguna influencia en nuestro diario vivir. Pero ahora que Venezuela se trajo a los ortodoxos rusos estalinistas y a los musulmanes extremistas a suelo latinoamericano, es de presumir que las milicias libanesas presentes tanto en la Cuba insular como en la continental, intentaran hacer su parte para vengar a su líder iraní, por supuesto con el apoyo explícito de esos dos gobiernos, y a no dudarlo, del de nuestros extremistas guerrilleros en Venezuela. Por eso la amistad Venezuela-Irán era un riesgo previsible en el continente; Venezuela, a su vez, se volvió el Irán latinoamericano.

¿Ante esta amenaza riesgo real, cuál sería la reacción del gobierno estadounidense en caso de llegarse a dar un atentado terrorista contra intereses de ese país en la región? ¿Aplicaría más sanciones o respondería militarmente esa agresión? El tiempo lo dirá. Como decíamos cuando éramos jóvenes, ¡va jugando! Colombia podría ayudar enviando a Humberto de la Calle a negociar con Irán: sólo es cuestión de darles todo lo que pidan, incluyendo la posibilidad de desarrollar libremente su programa de armas nucleares, garantizar libre influencia iraní en los países sunitas del golfo, darles un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y garantizarles que los que mataron a Soleimani irán de por vida a la cárcel; y todo eso sin exigir ninguna garantía que los iraníes pararan de apoyar el terrorismo. Así hicimos la “paz en Colombia”. 

Por ahora, el partido farc en Colombia llama a protestar “masivamente” contra la eliminación del general Soleimani, y a luchar contra el “imperialismo yanqui”, nueva razón para seguir el “paro nacional”. 

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