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“Identidad”, el libro de F. Fukuyama
Un texto de lectura obligada para estudiantes de primer año de Derecho, de Ciencia Política y de Gerencia Pública en nuestras universidades de Cúcuta.
Miércoles, 8 de Enero de 2020

La promoción que hace Editorial Planeta, lo dice todo: Si quieres entender la política del siglo XXI, este es tu libro: “Identidad”. Se trata de la demanda de dignidad y de las políticas de resentimiento. Un libro de mitad del año que pasó.

Un texto de lectura obligada para estudiantes de primer año de Derecho, de Ciencia Política y de Gerencia Pública en nuestras universidades de Cúcuta.

Para los egresados de la Universidad Libre y de la ESAP los nombres de Francis Fukuyama y Samuel Huntington les ha sido familiar, pues les impusimos la lectura del “fin de la historia”, del “Orden y decadencia de la política” y los “Orígenes del orden político” del japonés-americano y el “Choque de las civilizaciones” y “¿Quiénes somos? O Los desafíos de la identidad nacional norteamericana”, del viejo profesor de Harvard, Samuel F. Huntington.

Lecturas que quedan dando vueltas en la cabeza de tan solo en el 5% de los estudiantes primìparos y de los egresados.  Pero bueno algo es algo, como dicen en Gramalote y Lourdes. Al fin y al cabo, estos temas no son para todo el mundo.

Algunos egresados que han adelantado posgrados fuera de la ciudad, reconocen que tales lecturas obligadas y su profundización les mereció el respeto de docentes de otras academias. Imagino que ya los docentes de nuestras escuelas de Derecho y Gerencia Pública, los habrán comprado en “Panamericana”- quedan pocos- para seleccionarles temas a los primìparos. 

Fukuyama desde el primer renglón del libro pone en el anzuelo el bocado de la actualidad. “Identidad no se habría escrito si Donald Trump no hubiera sido elegido presidente en noviembre de 2016”. Acepta que fue una sorpresa electoral con muchas implicaciones mundiales, tan extraña como la sorpresa electoral del reino unido para abandonar la unión europea.

Ambas votaciones expresan una tendencia de opinión internacional con carburantes de nacionalismo y populismo. Trasuntan como en las brizas del Fhurer una conexión de la gente con un carismático líder primario, torpe y elemental, con vestido democrático. Peligrosísima marejada internacional que se adoba de sabores étnicos, religiosos, exclusiones absurdas e irracionales de población y resentimientos antinmigrantes.

Adenda: Lo nuestro, lo local y lo regional ¿Será cuestión de Identidad?

Lo grave de ese inconformismo negativo es que sus dardos punzantes van dirigidos al debilitamiento y al derrumbe de las instituciones, mal que bien, garantistas de la democracia liberal, destructor de todos sus controles y contrapesos. Que desestabilizan los altos tribunales, las corporaciones legislativas, alienan los medios de comunicación, borran y atomizan los partidos políticos y anarquizan los grupos de opinión.

Si señores. La política del siglo XXI cambió drásticamente. La arquitectura vetusta se vino abajo. El concepto de nación, de religión, de raza, de género, de clase, de etnia han sobrepasado barreras y han llegado a ideas más incluyentes, más allá del simplismo de los derechos ciudadanos.

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