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Ilusión natural
Suena a cuento viejo, romántico y utópico, pero es necesario volver a él.
Domingo, 7 de Julio de 2019

¿Qué hacer para que el agua corra libre, los árboles crezcan sanos, el aire se nutra de pureza y los niños se sienten a escuchar historias en las orillas de los ríos, alrededor del picoteo de los pájaros en las frutas?

Parece un mundo distinto, pero era la ruta sabia de la naturaleza, la evolución cuerda y acertada de un tiempo que corría más lento, recogiendo los instantes bonitos y sembrando de afectos la pureza de la vida.

Suena a cuento viejo, romántico y utópico, pero es necesario volver a él, inventar parábolas, quizá, porque si no se cultiva el arte de la naturaleza, ni se protegen el canto de las aves y el viento de las flores, no habrá futuro.

La lógica natural de la madre tierra debe primar sobre las sombras destructoras y protegernos de la incertidumbre, volver a la vigencia de las ilusiones que nos hacían sensibles, escribir -otra vez- guiones naturales.

Las fuentes, las piedras, los huertos, los jardines, las cestas de pan, las materas, las vasijas de barro, los cantos de la luna y del sol, los panales, en fin, las voces del cielo, aún quieren estar en la memoria.

Los amores, los sentimientos, los niños, los abuelos, los trinos perdidos, la música del rocío depositando gotas de esperanza, o la trémula sensación de una luz que se desliza del arco iris, son la señal azul para asomarnos al porvenir.

Si el fragor destructor de los humanos no se contiene, un leve soplo de rabia del universo nos volverá al vacío y, de seguro, acortará el ritmo y la distancia de la historia, porque se perdieron los ciclos normales.

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