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Julio 14: Día del Abogado

¿Qué más necesita un abogado? 

Una conocida revista jurídica señala el 22 de junio como el Día del Abogado, en honor a un político y abogado venezolano. No nos interesa. Sí reconocemos el 14 de julio como el día que nos representa, así sea por un hecho que no se dio en nuestra jurisdicción territorial, pero tuvo resonancia mundial: la toma de la fortaleza medieval de la Bastilla el 14 de julio de 1789, inicio de la Revolución francesa, que hasta nosotros llegó con la traducción de los Derechos del hombre y del ciudadano por parte de Antonio Nariño, en 1793, y fue una de las causas de nuestra declaración de independencia.

Sobre la formación de los abogados siempre recuerdo una frase de la novela Robinson Crusoe, donde él manifiesta: “Mi padre, ya muy viejo, me había dado una excelente educación, para destinarme más tarde a la carrera de leyes”. Fue lo mismo que en Colombia predicó incansablemente el expresidente Darío Echandía, en el sentido que los abogados debían tener una formación sólida en humanidades y ciencias sociales, que incluía el dominio del latín, aunque hoy esta última aplicación está reducida al uso frecuente de latinajos: a quo, ad quem, ad litem, de cujus, strictu sensu, res nullius, extra petita, ultra petita, ab intestato, non bis in idem, etc. Era la prédica constante de Echandía que aclaró en su libro “Humanismo y técnica”. 
 
También José Manuel Rivas Sacconi, en su libro El latín en Colombia, nos cuenta que el aprendizaje de la gramática y literatura latinas constituía la parte fundamental de la educación colonial, y prevaleció durante el siglo XIX y bien entrado el siglo XX. Además, nos dice Rivas Sacconi, que al Nuevo Reino de Granada el humanismo llega en la persona del abogado Gonzalo Jiménez de Quesada, “el más importante y culto de los conquistadores”. Invito a leer su libro El Antijovio.
 
¿Qué más necesita un abogado? Refiriéndose a un abogado costeño -El Dr. Manotas- nos cuenta el diplomático barranquillero Julio H. Palacio en sus Memorias -Historia de mi vida- que “Pueden contarse con los dedos de las manos y sobran dedos los litigios que perdió en su larga carrera profesional, había en él más caudal de intuición que de conocimientos”: Intuición.
 
Sigamos escudriñando: también en sus Memorias nos dice Gabriel García Márquez que el derecho es “una buena base cultural para cualquier oficio”; y Benjamín Ardila Duarte, en su biografía de don Andrés Bello, nos dice que “existe la idea kafkiana de que cuando el derecho se apodera de un hombre no hay exorcismo que se lo pueda sacar”.
 
Bien, ¿por qué no se escoge a determinado colombiano, representativo en el campo jurídico, para celebrar el día del abogado? No se puede, porque de inmediato lo “matriculamos” ideológicamente: la citada revista propone a Carlos Gaviria Díaz, Arturo Valencia Zea o Vladimiro Naranjo. Los liberales descartarían por socialistas a los dos primeros, y por conservador, el último. También propone que la fecha sea el día que se inauguró en la Nueva Granada la primera facultad de Derecho. Puede ser, pero no nos preguntemos si quien la fundó o impulsó era criollo o realista.  

Martes, 14 de Julio de 2020
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