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La adicción a estar actualizados

Hoy navegamos en plataformas que nos imponen ritmos salvajes de producción de contenidos reales y de posverdades.

Una confesión. Todos los días solía escuchar la radio desde las seis y hasta las ocho de la mañana. Durante las cuñas radiales y en determinados momentos, cambiaba de emisora para estar más actualizado y tener diversas perspectivas de los hechos nacionales. Después del primer café y el desayuno, encendía el computador y, antes de cualquier actividad, revisaba las noticias de los principales medios de comunicación. Al mediodía, nuevamente los sucesos en la radio durante algunos minutos; en la tarde un par de revisiones en los mismos medios; y, en la noche, cerraba con radio nuevamente para poder dormir actualizado. 

Desde hace un tiempo noté que pasaba más tiempo actualizándome, que estudiando y reflexionando sobre las posibles causas, consecuencias y contextos en los que se situaban las noticias. Que además de restarle tranquilidad a mi vida, le estaba robando tiempo al trabajo; a la lectura de libros, artículos, personas, y la valiosa y sabia cotidianidad; a la música; al cine; al ocio. Y, como consecuencia de lo anterior, identifiqué algo grave: en ese afán, perdía consciencia crítica frente a lo que sucede. 

Si se sigue el ritmo que imponen los medios y exacerban las redes, se pierde un tiempo valioso para reflexionar sobre el fondo de nuestras realidades. Incluso, para estar realmente actualizados. Porque, ¿qué es estar realmente actualizados?

Esta semana, por ejemplo, se hicieron virales unas declaraciones en torno a la masacre de las Bananeras. Los medios y las redes encendidas, pero más allá de la polémica que en un par de semanas nadie recordará, ¿sí conocemos el contexto de dicha masacre? ¿Tenemos real dimensión de lo importante que es la memoria histórica? ¿La estudiamos? ¿Comprendemos por qué declaraciones así se usan para ganar protagonismo y aumentar la polarización? ¿Cuántas veces ha pasado y seguirá pasando, y cuántas más caeremos en el mismo juego?

La adicción a estar actualizados exige reaccionar de forma veloz frente a una noticia, sin importar si en realidad somos reflexivos y sensibles frente a la misma. Cada semana un espectáculo en el cual nos pensamos actualizados e informados, pero simplemente somos peones consumistas de titulares, autómatas que compartimos y replicamos pasionalmente contenidos sin ser conscientes del impacto que esto genera. La psicología avanza en investigaciones frente al Síndrome FOMO (fear of missing out), que traduciría algo así como “el miedo a perderse de algo”, y más que nunca, con el acceso que tenemos a tanta información, estamos expuestos a trastornos de esta naturaleza. 

Hoy navegamos en plataformas que nos imponen ritmos salvajes de producción de contenidos reales y de posverdades, de acuerdo a la pobreza del debate de gran parte de nuestra clase política. Se vienen elecciones presidenciales y tendremos una vez más polémicas frente al aborto, la homofobia, el uso del condón, la coca, la mal llamada ideología de género, el proceso de paz, entre otras, y en cada una de ellas tendremos tres opciones. 

La primera; seguir como borregos adictos el vertiginoso ritmo de los medios y las redes para sentirnos actualizados y, de forma mediocre, limitarnos a compartir contenidos. La segunda, ausentarnos totalmente de los debates, realidades y opiniones, para dedicarnos a una vida ermitaña y ascética. Y, la tercera, consumir responsablemente informaciones con lecturas más pausadas y críticas y, sobre todo, con el acompañamiento de la dulce literatura, la necesaria academia, el enriquecedor cine, la imprescindible música, y con una aproximación más cercana y sensible a la cotidianidad que nos rodea. Si no es así, pienso, seguiremos estáticos y sin ninguna propuesta novedosa que nos permita aportar algo nuevo y productivo a las polémicas que se vienen; y se vienen muchas. 

Después de mi confesión inicial, de la primera trato de escapar, y a la segunda no creo que logre llegar. Estoy procurando acercarme a la tercera.

Jueves, 30 de Noviembre de 2017
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