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La basura y su belleza

Perderle el miedo y el asco a la basura.

Parte de lo que hago es trabajar en una pequeña plaza de mercado de Montreal; lo hago hace seis meses y he venido observando cuantos alimentos terminan en la basura: en promedio dos toneladas diarias de frutas y verduras. Y hablo de sólo una pequeña plaza de las muchas que existen en la ciudad, y hablo de una sola ciudad, y hablo de un solo país… porque claro, esto pasa en la gran mayoría de los países. En seis meses, todos los días, he venido pensando en este tipo de basura; y es que la observo a diario, la huelo a diario, la lamento a diario. Y bueno, esta exposiciónme ha servido para reflexionar alrededor de ella…

Para empezar, algunas cifras. El último análisis sobre los efectos del despilfarro alimentario en el mundo, realizado por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO),nos arrojaunas conclusiones deprimentes y devastadoras. Cada año se desperdician 1.600 millones de toneladas de comida, cuando sabemos que en el planeta 815 millones de personas pasan hambre; la huella de carbono, efecto del despilfarro alimenticio, alcanza las 3.300 millones de toneladas; 1.400 millones de hectáreas cultivadas en el planeta (correspondientes al 28% de la superficie agrícola en el mundo) se pierden o se desperdician.

En todo este tiempo, a través del fuerte contacto con esta realidad,ha sido inevitable evocar el documental de la directora francesa AgnésVarda;Les glaneurs et la glaneuse, en español, Los espigadores y la espigadora. Aquí, se presenta la inmoralidad social que cada día crece y las respuestas frente al mismo. Pero claro; estas respuestas, retratadas en el documental por sus protagonistas que recogen los alimentados arrojados a la basura por grandes cadenas de supermercados, también nos dan pistas de lo que podemos hacer. Hacernos conscientes frente al fenómeno económico que existe en el fondo y actuar. Actuar porque podemos hacer mucho. 

Lo primero: perderle el miedo y el asco a la basura. ¿Huele mal? Sí. ¿Puede generar infecciones? También. ¿Es desagradable lo que nos genera? ¡Obvio!. Pero claro, no debemos olvidar que somos nosotros, los humanos, los únicos que la generamos. De allí que SlavojŽižek afirme que es ahí, en la basura, donde “deberíamos empezar a sentirnos en casa”. Y el filósofo y psicoanalista lo hace porque es consciente de que la basura es una de nuestras principales características. Pienso en eso cada vez que observo las dos toneladas que se arrojan a diario en mi trabajo: es lo que estamos haciendo los humanos y, el primer paso, es reconocerlo de frente. Darle la cara. Aprendiendo de ella, porque cada zumbido de una mosca, cada aparición de una larva, nos recuerda lo que hemos dejado perder.

Lo segundo: más alimento, más desperdicio. ¿Cuántas veces tiramos alimentos que no alcanzamos a consumir? ¿En cuántas ocasiones dejamos en un restaurante lo que no quisimos comer y, por vergüenza, no pedimos que sea empacado para llevarlo a casa?. Planificar el menú semanal, estar atentos a la fecha de vencimiento, mejorar el almacenamiento ubicándolos en el lugar y a la temperatura correcta, ajustar las cantidades cuando cocinamos y cuando salimos a restaurantes y, lo principal, reutilizar. En Colombia, por desgracia, pensamos que comer “sobras” o llevar comida previamente preparada al colegio o al trabajo es sinónimo de pobreza económica. Nuestro eterno problema de pensarnos en clave de la estratificación social…

Lo tercero: reciclar. Dividir los alimentos y hacer compost no solo ayuda al planeta, sino que nos permite hacernos más conscientes de lo que estamos desechando. 

Solo tres acciones, de muchas otras, pero las tres nos pueden ayudar a disminuir la demanda que las grandes superficies están acostumbradas a satisfacer con su mercado. Reconciliarnos con la basura no solo nos permite hacernos conscientes de la contaminación que generamos, sino realizar un aporte para que este planeta, el que nos tocó, sea más viable. Poco hacemos con dar regalos en Diciembre “a los niños pobres”, cuando el resto del año sacamos la basura de la casa cargada de alimentos. Nosotros mismos estamos robusteciendo el sistema económico de unos pocos. En palabras de Gandhi, “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no para satisfacer su codicia”.
En el trabajo también estamos tomando medidas. Desde cuidar más y mejor los alimentos, hasta donarlos antes de que se dañen por completo y, así, tener que arrojarlos a la basura.

Jueves, 20 de Septiembre de 2018
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