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La conciencia te juzga
El inconsciente  es una memoria que no se da el lujo de olvidar.
Sábado, 28 de Julio de 2018

“La conciencia es la sucursal de Dios en cada uno de nosotros;  podéis  engañar a tu corazón, podéis engañar a tu cabeza, pero jamás podrás engañar la conciencia (Facundo Cabral)”. Esta definición de este gran poeta, nos muestra el camino del daño que se está haciendo la gente letrada, adinerada, e “importante” que tiene trastocada, presa e ignorada su conciencia al vivir como acaba ropas,  robando y destruyendo a sus semejantes, refugiados en sus cargos y corbatas, su dinero y poder, amparándose en idas a la iglesia a hacerle morcillas al Diablo, quien tampoco le ha de creer. Esta gente tiene conocimiento de sí mismo y de su entorno, se da cuenta de sus fechorías y porquerías, tiene plena conciencia de sus actos pero su personalidad llena de antivalores  y  protegidos  por la falta de autoridad en el país, se hacen los pendejos, y atropellan a todos  los que les dé la gana.

Todo esto es lo que patrocina la aterradora corrupción que se convirtió en la forma más criminal de acabar un  país.  Si ellos escucharan la voz de su conciencia, tuvieran un poquito de auto-estima, amor verdadero por su familia, y dejaran de ser tan brutos, algún perdón de Dios podrían recibir. Y  eso es cierto porque la conciencia se refiere al saber de sí mismo, y también al conocimiento que el humano tiene de su propia existencia, estados o actos. Se aplica a lo ético, a los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones.

Una persona de conciencia recta no comete actos socialmente reprobables como los que a diario estamos viendo en todas las esferas de la sociedad. Todos los que andan en ese chueco camino, se están condenando a vivir muriendo, viviendo una fantasía con la que arrastra a sus hijos y allegados, a quienes les llenan los bolsillos y las cuentas de dinero, que ni alcanzan a gastársela en vida, mientras el país sufre por muchos problemas en su infraestructura y en las necesidades de su gente.  Son tantos los que roban demasiado, de los cuales la mayoría es gente acomodada, ya con un capital estable, profesionales, algunos incluso con herencias de sus antepasados, que necesitarían vivir unos 300 años para gastarse todo lo adquirido ilícitamente.

“Es que ellos son unos inconscientes, esa gente no tiene conciencia, sin hacer  conciencia no vamos a llegar a ninguna parte”.   

Esas son algunas de las  expresiones de la gente del común,  cansada de aguantar el peso de las noticias diarias de tantísima podredumbre en aquellas personas de quienes esperaban mucho más. Y ellos no saben que “el inconsciente  es una memoria que no se da el lujo de olvidar”. Las expresiones que escuchamos, o pronunciamos con alguna frecuencia , las cuales algunas veces ni entendemos y otras veces  las interpretamos pero no les paramos bolas, son sabiduría popular de gran valor que vale la pena prestarle atención, para aprender y modificar conductas negativas que nos hacen daño. 

Todo es una lástima, porque siendo la conciencia  la sucursal de Dios en cada uno nosotros, es precisamente ella misma  el termómetro emocional  que me permite darme cuenta de cómo estoy andando por la vida, sin meterme mentiras, o aunque me las meta, ella me está cuestionando o juzgando para  conectarme y yo no seguir creyéndola boba. Es la voz de la conciencia la que me a culpa, y  cada rato la estamos engañando, creyendo que ella no se da cuenta…per o el bobo es uno.  

 

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