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La crisis de los partidos
La reforma política debiera ser el remedio eficaz, sustrayéndola de “micos” que dejan brechas y frustran las soluciones esperadas. 
Sábado, 6 de Octubre de 2018

Uno de los temas de debate en Colombia es la crisis de los partidos políticos. Se les tiene como organizaciones que han perdido su rumbo o sumidas en conductas deleznables, contrarias al interés colectivo, y lo que es peor, cómplices de la corrupción predominante en el país por la proclividad de muchos de sus dirigentes a la comisión de actos ilícitos.

Pero los partidos son fuerzas de opinión necesarias y deben representar el pensamiento de los diferentes sectores respecto a los asuntos públicos y el manejo del Estado. Les cabe la responsabilidad en la orientación del Gobierno o las decisiones que  generan efectos en la sociedad.

Conviene entonces que los partidos políticos tengan muy claramente definidos sus objetivos y que funcionen como organizaciones democráticas. Pueden ser de derecha, de izquierda o de centro, siempre articuladas al engranaje institucional de la nación, dado que no están en la orilla de la rebelión.

De otra parte, es exigible a los partidos la coherencia ideológica. Y en eso no caben esguinces. Quienes tienen el manejo de una colectividad deben obrar conforme a unos principios asumidos libremente. Lo que no es procedente es entrar en contradicción con lo que se predica.

El ideario ideológico de los partidos les da una identidad y tienen que responder a este, involucrando a sus dirigentes y a sus bases a fin de que exista unidad en la interpretación de los asuntos de interés público y se tenga un común denominador en cuanto se decida.                                                                                                                                                           

Los partidos recogen las más variadas vertientes de opinión de la nación. Son diferentes. Es la pluralidad y no el unanimismo, lo cual enriquece el debate y hace posible llegar a conclusiones mucho más acertadas.

Para el fortalecimiento de la democracia se requiere que las colectividades asimilen la realidad del país y pongan el repertorio de sus ideas y su sensibilidad en función de las soluciones que requieren tantos problemas cumulados. Están obligadas a tomar posición o romper tanto la pasividad como el oportunismo. Así mismo deben informar con amplitud de lo que hagan.

Para que Colombia cuente con partidos que merezcan credibilidad, estos tienen que estar en sintonía con los anhelos colectivos y salir de la postración a que los ha llevado la sumisión a los intereses de grupos que defienden causas abiertamente perjudiciales. No pueden seguir involucrados con traficantes, criminales, contratistas o gestores cuya finalidad es apoderarse de los recursos públicos mientras se agravan los problemas que atrasan al país y dejan secuelas cada vez más explosivas.

El fortalecimiento de la democracia impone una renovación de las estructuras obsoletas y entre éstas figuran los partidos, cuya crisis es ostensible. Es una situación perturbadora y hay que superarla cuanto antes. La reforma política debiera ser el remedio eficaz, sustrayéndola de “micos” que dejan brechas y frustran las soluciones esperadas. 

Puntada
El secuestro del niño Cristo José Contreras Arévalo en El Carmen (Norte Santander) es un acto de perversión. Los actores de ese crimen debieran reflexionar sobre la gravedad de su acción y ponerle fin a ese cautiverio repudiable.

Ciceronflorezm@gmail.com
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