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La fuerza pública en el posconflicto

Se habla ya del recorte sustancial al número de oficiales en todas las graduaciones.

Se hacen desde ya las predicciones sobre la reducción de brigadas, batallones y guarniciones militares, así como también de las instancias policiales, en razón a que firmada la paz, es necesario entrar a reducir el gasto de defensa, tan representativo en las últimas décadas.

Inclusive se habla ya del recorte sustancial al número de oficiales en todas las graduaciones, en donde muy pocos irán a ser beneficiados con los ascensos, por la misma razón expuesta.

Creo que en esta materia hay que abordar el caso con especial cautela, pues es completamente claro que todas esas movilizaciones masivas que hemos visto a través de los medios de comunicación por parte de la guerrilla salida del conflicto, lleven a alentar a muchos sectores al margen de la ley, pertenecientes a otras guerrillas o al paramilitarismo o a la delincuencia común, para entrar a apoderarse de territorios abandonados por los reinsertados.

Esos grupos ilegales están todos expectantes frente a esta oportunidad para entrar a ejercer controles sobre ciertos sectores de la población, sobre determinados territorios y sobre aquellos focos de riqueza, como son precisamente los que tienen  identificadas explotaciones mineras o sembradíos de coca, o muchos que sirvieron de rutas de movilización con toda clase de fines ilícitos.

Todas las áreas dejadas por los grupos guerrilleros deben ser plenamente identificadas y allí debe extenderse la acción del Estado, mas que nunca, en primer lugar con la fuerza pública, para impedir la llegada de intrusos criminales, pues esas zonas se verían forzadas a continuar en las mismas o peores condiciones a las que estaban sometidas antes de la firma de los acuerdos de paz con la guerrilla de las Farc.

Y esa acción debe estar acompañada de planes sociales que permitan llevar por fin la acción estatal en todas las modalidades de asistencia, a la población comprometida.

En este sentido, debe existir toda claridad, pues esos recortes de la fuerza pública de que ya se habla, de ninguna manera pueden operar de manera inmediata, hasta que no se garantice la tranquilidad de esos territorios antes ocupados. Esa política, tiene que operar muy hacia el futuro, pues de lo contrario un afán de disminución del gasto, puede ocasionar que el efecto de la paz esperada no se vaya a percibir.

Jueves, 16 de Febrero de 2017
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