Cuando usted adquiere un vehículo nuevo o de segunda, pregunta a quien se lo vendió algunos detalles sobre el mantenimiento del mismo, principalmente el tipo de aceite y de combustible. En esta oportunidad me referiré al segundo.
En Cúcuta, tenemos dos opciones a saber: hacer uso de los surtidores de gasolina debidamente autorizados para tal fin o comprar las tradicionales pimpinas que a pesar de estar cerrada la frontera desde el 2015, se consigue en muchos sitios urbanos y rurales.
De acuerdo a lo autorizado por el gobierno nacional, en esta zona de frontera gozamos de aparentes beneficios, entre ellos el mal llamado “subsidio de gasolina”. Su precio, es inferior al que se distribuye en otras capitales, sin embargo la calidad hace posible que los motores produzcan un ruido denominado por los mecánicos como cascabeleo.
Este ruido se percibe cuando se transita sin hacer uso del aire acondicionado, en vías con alguna pendiente como por ejemplo, la Avenida Rotaria (prolongación de la Avenida Cero, la vía desde Pinar del Río hasta el Colegio Comfanorte en el municipio de Los Patios y otras.
Para reducir este ruido, que entre cosas afecta y reduce la vida útil del motor, es necesario aplicarle productos que mejoran el rendimiento, los cuales son ofrecidos en las estaciones de servicio y cuyo costo es de doce mil pesos aproximadamente.
Lo que sucede es que en cada llenada del tanque, tendríamos que aplicarle ese aditivo que mejora la capacidad de explosión de motor y entonces desaparece el beneficio del “subsidio” toda vez que se convierte en un diez por ciento del valor de la tanqueada.
Para salir de dudas, libré una comunicación al Ministerio de Minas y Energía, el cual me respondió la petición dentro de los tiempos establecidos, pero cuando quise conocer el motivo de tener que utilizar tan mala gasolina, esquivaron la pregunta con argumentos bastante débiles, lo cual confirma que esa “ayudita” es una burla total, toda vez que la gasolina que estamos obligados a utilizar es de regular a pésima calidad.
Con respecto a la gasolina extrajera, posee mejor capacidad de explosión habida cuenta que tiene mayor octanaje, pero tiene un lunar negro inmenso: contiene mucho azufre.
Ese exceso de azufre, genera material particulado cuando los motores hacen su combustión y por tal motivo se convierten en una amenaza para la salud debido al volumen de gases que se convierten en mortales enfermedades, motivo por el cual, no recomiendo su utilización.
Seguiré investigando sobre el tema, porque a la fecha nos vieron cara de bobitos. Lo que debe hacer el gobierno, es ampliar la oferta de combustible en la cual, se ofrezca combustible más costoso pero de mejor calidad y mientras tanto, la gasolina tiene la culpa por el mal funcionamiento del motor.
