Son varias en Colombia las organizaciones representativas de los periodistas. Pero casi todas son de baja intensidad. No tienen una capacidad operativa como debiera ser en defensa de los intereses de su gremio. Claro está que hay excepciones, tal el caso del Círculo de Periodistas de Bogotá, pero no es suficiente. Está también la Fundación para la Libertad d Prensa (FLIP), cuyos objetivos apuntan a la protección de derechos en el ámbito de la comunicación social.

Para los periodistas colombianos fue una lamentable frustración la extinción del Colegio Nacional de Periodistas, después de haber alcanzado un alto nivel de representación gremial. Sus principios y la prestancia de quienes lo fundaron e impulsaron su desarrollo entre los años 60 y 80 del siglo XX, lo hicieron relevante. Sin embargo, los desvíos de algunos lo sumieron en una crisis que no fue posible superar.

Es necesario ahora que las organizaciones de periodistas existentes en el país busquen una convergencia, bajo un común denominador. Hay que salir de la dispersión hacia la unidad, con principios y metas de fortalecimiento del ejercicio profesional y el mejoramiento de las condiciones de vida de quienes tienen el manejo de la información en los diferentes medios.

El trabajo de los periodistas requiere de una protección real, no solamente respecto a la libertad con que debe ejercerse, sino también en lo atinente a los derechos laborales.

Las organizaciones de los periodistas están llamadas a tomar en cuenta ese conjunto de situaciones articuladas al trabajo de los comunicadores sociales, asediados por factores que lo hacen cada vez más vulnerable.  

En lo que concierne a Norte Santander vale destacar la creación del Círculo de Periodistas y Comunicadores tras el colapso del Colegio Nacional de Periodistas. En el CPC se agrupan colegas de diferentes medios, jóvenes y de mayor edad.  Los une la defensa de su gremio, en el interés de fortalecerlo e infundirle la calidad que le corresponde a la información.   

El CPC representa lo positivo que enaltece al gremio. Está pensado como una organización con objetivos consecuentes con las responsabilidades inherentes al rol de los comunicadores sociales. Los que lo han manejado se han desempeñado sin caer en traspiés, siempre tomando en cuenta el interés común.

La creación de los premios La Bagatela y del mérito periodístico Eustorgio Colmenares Baptista corresponde al propósito de estimular el buen trabajo que se hace en los diferentes medios de comunicación y de aproximarse a quienes se están preparando en la universidad.

Los premios exaltan el talento y el esfuerzo de los periodistas. Ponen en alto la capacidad creadora y convocan a un desempeño de calidad.

El CPC merece el respaldo de todos, pues es una organización en función del mejor desarrollo regional a través de un periodismo de buena calidad.

Puntada

La errática aprobación de una proposición de premiación en el Concejo de Cúcuta ponen en evidencia las ligerezas con que se procede en una corporación que representa intereses de la comunidad. ¿Cómo es posible llegar a ese desempeño tan deleznable?