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La verdad asusta
El presidente Iván Duque, obedeciendo órdenes de su jefe, el expresidente Alvaro Uribe.
Sábado, 6 de Abril de 2019

El debate político en Colombia ha girado en las últimas semanas alrededor de un solo tema: la justicia transaccional de la paz o JEP, la principal herencia del acuerdo de paz logrado por el presidente Juan Manuel Santos con el desaparecido grupo subversivo Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, la guerrilla fundada por el desaparecido Tirofijo.

El presidente Iván Duque, obedeciendo órdenes de su jefe, el expresidente Alvaro Uribe, objetó seis artículos de la ley, por presunta inconveniencia, desatando de inmediato dos reacciones: el rechazo de la izquierda, incluido el viejo liberalismo, y el apoyo de la derecha, encabezado por el Centro Democrático, el partido fundado por el ex mandatario, que desplazó del panorama al viejo conservatismo.

En contra de la lógica, pues teóricamente todos los colombianos apoyan la paz, no faltó quien quisiera conocer las causas del rechazo y apareció entonces la memoria: ¿por qué se creía que el presidente había objetado la ley? Y entonces la presidenta de la JEP dio en el clavo: culpó de los inconvenientes de la ley al motivo más obvio: el miedo a la verdad.

A la gente, incluido yo, no le gusta la verdad. El día en que se enferma más gente es el lunes. Son mentiras las que alegan los enfermos, que aspiran a una incapacidad de tres días para faltar al trabajo o al estudio. ¿Qué niño no se ha enfermado un domingo por la tarde?

Recordé entonces la anécdota del expresidente Laureano Gómez, quien calló a un contradictor cuando lo amenazó con revelar una verdad. En otra oportunidad, famoso periodista contó que se había enamorado de un colega y había dejado por él a su esposa, en medio del obvio escándalo: no pudo soportar la verdad.

El papa Francisco ha emprendido una campaña para limpiar a la Iglesia Católica de los pederastas que le están produciendo grave daño. Una pareja de curitas le pagaron a un asesino para que los matara, para evitar un escándalo por su homosexualidad. Ya han caído obispos, curas y cardenales por su  inclinación por los pecados del sexo. También han huido del escándalo muchos personajes, que han contratado a famosos abogados, con astronómicos honorarios, para tapar todo tipo de deslices, pues no pueden soportar el escándalo.

Todos hemos pecado, en mayor o menor grado. Recuerdo la anécdota del Señor, que dijo a quienes atacaban a una pecadora: el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra. Todos hemos fallado y ese es el valor de la confesión. Pero ¿quién quiere confesarse? Es muy obvio que entre los enemigos de la JEP hay quienes tienen miedo a la verdad. Los peores pecadores son quienes posan de buenos. ¿Pero quién es el peor pecador?¿Será aquel a quien llaman el innombrable? GPT  

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