Se critica acremente al Presidente Duque por las mediciones desfavorables de su desempeño, pero se guarda silencio de aquellas que muestran aciertos del gobierno. En consecuencia, su imagen se deteriora. La opinión de las mayorías ciudadanas es vacilante y se expresa al vaivén de las noticias más escandalosas. A ello contribuyen, en gran parte, las redes sociales.
La cifra del desempleo es la que más se resalta; los asesinatos de líderes cometidos por el ELN, las disidencias de las FARC y toda la caterva de demás narcotraficantes se le endilgan al Presidente Duque haciendo ver que él es culpable; de la inseguridad en las ciudades se culpa a Duque, así como del mal estado de las carreteras que las conectan, etc.
Además, cualquier error que cometa él o alguien de su entorno se eleva al mayor estrépito: Las fotos equivocadas en el informe a la ONU; la carta mal dirigida al Papa; el subir unos niños a un avión oficial; el vestido de la Primera Dama en un evento, estos y otros hechos similares se convierten en la comidilla más notable de los periodistas.
En el afán por criticar al Presidente se pasa por alto que los resultados de su gestión deben examinarse, no solo, en sus actos y pronunciamientos, sino en el desempeño de las diversas agencias del Estado bajo su mando.
Son grandes los avances del Ministerio de Transportes en la vialidad nacional destrabando numerosos contratos de construcción de carreteras 4G, e impulsando importantes proyectos como el Metro de Bogotá.
El control al funcionamiento de las EPS por el Ministerio de Salud, que ha llevado a sancionar y liquidar las que han desviado recursos estatales. La ampliación en la cobertura de internet en el territorio nacional hecha por el Ministerio de las TICS, y la convocatoria a empresas de generación eléctrica de tecnologías alternativas.
Los exitosos programas que desarrolla el Ministerio de Agricultura en todo el país para estimular a pequeños y medianos agricultores en la producción y comercialización de sus productos.
Y para destacar, solamente, otros resultados notorios, están los decomisos de miles de toneladas de alucinógenos y la destrucción de cientos de laboratorios para su fabricación. La desarticulación de numerosas bandas de delincuentes y la captura de muchos peligrosos facinerosos, así como la persecución a la minería ilegal.
Al Presidente Duque tampoco se le reconoce suficientemente que varios indicadores son destacables como el desempeño de la economía que acusa un crecimiento de más de 3% pese a la crisis mundial. El aumento del consumo de los hogares que indica un mejoramiento de su condición. El crecimiento de la inversión extranjera que señala confianza en el país, a pesar de sus falencias. El avance de las exportaciones nacionales, para hacer mención de los más conocidos.
En el campo de la política, los censores del Presidente lo critican ahora por haber nombrado ministros de diferentes partidos en busca de un fortalecimiento de sus apoyos, pero hace poco lo criticaban por no haberlo hecho. Igualmente, se desconoce que habiendo adoptado la difícil estrategia de no dar “mermelada”, ha sacado avante su agenda legislativa y se apresta a llevar al Congreso importantes proyectos.
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