Firmé la solicitud a los presidentes de Colombia y Venezuela, Iván Duque y Nicolás Maduro, de reapertura comercial de la frontera y reactivación de los trámites aduaneros entre los dos países. 

Mi adhesión a esa petición parte de la certeza de que el restablecimiento del intercambio comercial binacional generará beneficios recíprocos, como ha sido en el pasado. Sin duda, nuestra ciudad tendrá las dinámicas propias  de las operaciones comerciales en condiciones normales.

Debemos estar preparados para tal momento en el que los grandes, medianos y pequeños comerciantes tendrán que satisfacer las necesidades de los hermanos venezolanos que tienen carencia de productos básicos en alimentos, medicamentos y prendas de vestir.  

Las fronteras deben ser territorios de hermandad,  lejos  de todo tipo de conflictos o desacuerdo político. Cuando prevalen esas circunstancias se generalizan los perjuicios porque se afectan las posibilidades de cooperación y de integración. 

Tanto el presidente Duque como el presidente Maduro deben ser conscientes que los ciudadanos fronterizos somos los que estamos sufriendo a causa de sus políticas erráticas en las relaciones entre los dos países.  Debieran tomar en cuenta que en la tensa etapa de la Guerra Fría, Estados Unidos y la entonces Unión Soviética mantenían relaciones diplomáticas y comerciales. Pusieron por encima de sus diferencias ideológicas el interés común. 

Debe tomarse como una prioridad el restablecimiento de las buenas relaciones de Colombia y Venezuela. Hay razones históricas para que así sea.

Todos los ciudadanos de frontera a una sola voz debemos unirnos a esta petición y hacerla sentir fuertemente ante los gobiernos de Venezuela y Colombia teniendo en cuenta que al reanudarse el paso fronterizo se activa el aparato productivo y económico de ambos países generando empleo y satisfacción de las necesidades básicas de sus ciudadanos. 
Los cimientos de la libertad son la unidad. –Oliver Kemper.