El autor y compositor de música vallenata tradicional, Sergio Moya Molina, en la plenitud de su vida conyugal, no obstante su condición de mujeriego y parrandero, encontró la fórmula para frenar las constantes arremetidas celosas de su querida esposa Juana Fulla.
Inventó el cuento de que el entonces movimiento guerrillero M-19, había publicado un comunicado mediante el cual conminaba a las mujeres celosas a ser reclutadas por el grupo subversivo, lección, que de acuerdo con el artista valduparense, calmó las cantaletas de su cónyuge samaria.
La jocosa exposición la hizo el cantautor en el auditorio mayor de la escuela de Bellas Artes “Jorge Pacheco Quintero”, a través del conversatorio que organizó la Facultad de Educación Artes y Humanidades, de la seccional de la UFPS, que se realizó de manera exitosa el pasado viernes 10 de agosto.
El certamen académico y musical contó además con los hijos del prestigioso cronista vallenato, que hicieron vibrar sus guitarras y cuerdas vocales, “Trío de Oro”, para acompañar las canciones de su progenitor, y con las finas y melodiosas notas que le arrancó a su acordeón, el primer rey vallenato infantil, Óscar Negrete Zuleta.
La mágica combinación musical y la versátil y pedagógica explicación de Moya Molina, envolvieron al público que colmó la silletería del máximo escenario cultural de la región, y como si no fuera suficiente con la alegría y satisfacción de los espectadores, el ambiente los motivó a salir y bailar en las naves del recinto.
El maestro Sergio Moya Molina ´embrujó´ a los amantes del vallenato raizal con sus relatos y reflexiones sobre el origen y contenido de sus canciones, y los animó a acompañar con palmas sus interpretaciones , con el fondo de las guitarras y del fino acordeón , junto con las acompasadas caja y guacharaca.
Muy pocas personas conocían las razones que inspiraron “El contrabandista”, “La Celosa”, “La Disgustada”, “La Incorregible”, “Fortuna y desdicha”, “Lejanía”, “Muriendo de Amor” y “El Tiempo”, canciones grabadas por las más selectas agrupaciones de música vernácula, como Los Hermanos López, con Jorge Oñate; Los Hermanos Zuleta Díaz, Jorge Oñate y Emilianito Zuleta, Diomedes Díaz y Elberto López; Poncho Zuleta y Colacho Mendoza; Otto Serge y Rafael Ricardo; Farid Ortiz y Emilio Oviedo, y Silvestre Dangond con Álvaro López.
Fueron dos horas y media de derroche de arte y entusiasmo, los asistentes, a las 10: 30 de la noche, aplaudieron la entrega de los artistas y presenciaron las distinciones que les entregó la UFPSO al maestro Sergio Moya Molina, a sus hijos, “Trío de Oro” y al gran acordionista Óscar Negrete.
Muchos subieron a la tarima para abrazarlos , tomarse una selfie y lograr un autógrafo. Doce días después del espectacular evento musical, todavía se escuchan los muy buenos comentarios y los agradecimientos a la Universidad.
Al margen de la indiscutida calidad musical de los invitados especiales, entre el público que observó el certamen, quedó una sensación de tranquilidad y un gran ejemplo para seguir en las familias: la unión, el cariño, el respeto y la decencia del maestro Sergio Moya Molina y sus hijos. La admiración que sienten de manera recíproca, valores que también demostraron el maestro Óscar Negrete, el cajero y guacharaquero.
Este es el cuarto conversatorio que realiza la institución de educación superior más importante de la región, y en los anteriores, con el autor y compositor ocañero Rubén Darío Salcedo, lo mismo que con el maestro Adolfo Pacheco Anillo, también de ancestros ocañeros, y el año pasado, con los sobrevivientes de Los Playoneros del Cesar, y la lección es la misma, la delicadeza y don de gente de los artistas, sin discriminación alguna.
Las canciones vallenatas nos han dejado muchas moralejas y los artistas muchas enseñanzas.
