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Llegó diciembre

La casa se llena de alegría, de ilusiones, de gente y de luces. Las luces no son solo elementos para decorar. Cada luz tiene un significado.

La casa se llena, y la mamá se convierte en Mary…. Christmas. 

Diciembre es una palabra que podría simbolizar con un atado de globos de colores que se eleva para darnos esperanza. Entonces diciembre debe ser símbolo de alegría, celebración, regalos, luces, cenas, música, sorpresa, familia y reencuentro. Todo eso es lo que comienza hoy, 1 de diciembre.

Las mamás… todas, las nuevas, las modernas, la anticuadas, las maduras, las abuelas y hasta las que están en el cielo, tiene su corazón lleno porque les llega el momento de brillar. Ellas se multiplican, organizan, mueven muebles, desempolvan los arreglos que llevan decenas de navidades reclamando su lugar de siempre en ese rincón de la casa. 

Ellas cosen, arreglan, se olvidan del cuidado de sus uñas desenredando luces, se montan en butacas, salen a la papelería a buscar un moño, se queman con la pistola de silicona, cotizan el pavo, arreglan los closets, buscan recetas en internet, brillan los porta-retratos de plata, compran toallas, alistan manteles, y muchas cosas más, que los demás no vemos, y que son muy valiosas porque son producto de su amor.

Pero lo más importante de todo, es que desde septiembre están averiguando con todos sus hijos y nietos quienes vienen a casa y en que fechas, para organizarles su espacio a todos.Ella, la mamá; sin darse cuenta es la estrella que un nieto pidió poner en la copa del árbol de navidad.

En diciembre la casa se llena de alegría, de ilusiones, de gente y de luces. Las luces no son solo elementos para decorar. Cada luz tiene un significado; y los invito a ver en cada luz que brille en sus casas, a un alma encendida; porque la luz representa la energía del hogar, el amor de la familia. Es la fuerza infinita y suprema por medio de la cual Dios hace entrega de provisiones de amor, paz, serenidad, prosperidad, abundancia, sabiduría, inteligencia y salud.  

La luz divina penetra en nosotros a través de la conciencia visualizando cada día lleno de bendiciones y cargado de felicidad. Esa luz de amor y alegría invade nuestra alma e ilumina nuestro camino y la compartimos sirviendo a la demás. 

La misma luz que adorna el árbol de navidad, es la que alumbra nuestras almas y nos hace brillar ante el mundo con plenitud y seguridad. 

Con fe, alegría y la felicidad de volver a ver a la familia reunida.

En diciembre vuelven los hijos y nuestro espíritu de padres se llena de amor, de ilusiones; y nuestra ansiedad por verlos llegar nos vuelve torpes.

Los hijos son una extensión de nuestra existencia. Somos felices cuando vemos que, con sus logros y forma de ser, muestran una mejor versión de nosotros. 

Ellos vuelan y los vemos elevarse en libertad fortaleciéndonos de amor para neutralizar el apego que nos hace egoístas. 

Ellos van, exploran el mundo y vuelven a su nido a contar las historias que los hace grandes.

Los hijos son el regalo perfecto en la arquitectura de la creación de Dios. No es solo la vida que generamos para ellos con nuestra semilla, sino la vida que ellos nos dan con su existencia. Una existencia llena de emociones y sentimientos que aparecen en nuestro aprendizaje como padres. 

Todos miramos con orgullo lo que como padres les damos a nuestros hijos. Pero muy pocos se detienen a pensar cuánto nos dan los hijos, con su experiencia de crecimiento y formación. 

Un hijo aprende a ser hijo, y un padre aprende a ser padre, en esta maravillosa experiencia donde debe reinar el amor, y con ello, la armonía, la comprensión, el respeto, y sobre todo el buen trato. 

Los hijos son un racimo de alegría y felicidad que proviene de nuestra extensión. Ellos hacen parte de nuestra vida y nosotros de la de ellos, cada uno en su rol y en las diferentes etapas de la misma.

Pues bien, diciembre es una época para que los hijos vuelvan a casa; a dormir en sus camas viejas, donde dejaron sus lágrimas y sus emociones cuando comenzaron a conocer el mundo. 

Ellos vuelven a caminar descalzos, a tomar gaseosa de la botella, a salir corriendo dejando el cuarto en desorden, a utilizar el carro de los papás, a mostrar las nuevas gracias de sus bebés, a llenar de regalos el árbol, a volver a revisar los álbumes de fotografías de un pasado que, en ese papel, también fue de colores. 

Los hijos vuelven y la casa se llena de amor.

Regalémonos en esta navidad luces de amor, paz, tiempo en familia, armonía, reconciliación y perdón. 

Ese será el mejor regalo para mamá. Para doña Mary… Christmas.

¡ Hakuna Matata !

Jueves, 30 de Noviembre de 2017
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