Cuando escribí la columna, aún no se conocía resultado alguno relacionado con el paro de pilotos de la empresa Avianca, toda vez que dicho servicio se encuentra dentro de la temática del transporte público esencial, motivo por el cual decidí comentar sobre el tema.
Leí con detenimiento el pliego de peticiones radicado en la empresa de aviación el 8 de agosto y publicado en la página web de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles – ACDAC, el cual contempla dentro de su articulado una propuesta con argumento de película miedosa, puesto que los representantes de la agremiación, invocan 82 aspectos de seguridad social, beneficios económicos y laborales, que distan de la realidad y de las condiciones que aceptaron cuando decidieron formar parte de tan prestigiosa aerolínea.
La construcción de los comentarios de todo el pliego, puede abarcar varias hojas y dado el prudente espacio que ofrece el periódico, haré mención y conclusión solo a los que desbordan la realidad económica del país.
Los “abnegados pilotos” de un avión B787, podrán recibir mensualmente a partir del 2018 $28.602.619 y una vez al año, el ingreso mensual llegaría a la no despreciable suma de $42.745.391 derivados de pasar un cumpleaños fuera de su base (10 SMMLV), prima por transportar pasajeros jurídicos ($500.000), prima por transporte de mercancías peligrosas ($500.000), prima Seniority por cada año de servicios ($750.000), cumplimiento de metas de la empresa al 90% (5% salario). Son muchas más las aspiraciones, aunque en este cálculo no se tuvo en cuenta el bono de vacaciones, beneficios de teletrabajo y otros.
La profesión de aviador ha tenido, tiene y tendrá muchos riesgos al igual que las otras profesiones. Ellos, argumentan su fragilidad a la exposición de la radiación ionizante, la cual es mayor en los pilotos por razones de distancia sobre el nivel del mar y de ahí su holgura económica representada en mayor tiempo del disfrute de vacaciones y otros beneficios que habilidosamente los extienden a sus familiares.
Cada persona escogió su carrera profesional y durante su formación se enteró de los riesgos, al igual que un capitán de nuestras fuerzas armadas sabe que desde su inicio en la milicia, tendría que utilizar armas y estaría expuesto a múltiples amenazas en desarrollo de su trabajo. También está el caso de los ingenieros de campo que trabajan con empresas petroleras, los cuales se exponen con mayor frecuencia al contacto directo con hidrocarburos pesados, portadores de sustancias cancerígenas y eso también les daría derechos a ganar bonos mensuales.
Podría citar muchas profesiones y actividades en las cuales está expuesta una persona a contraer enfermedades, como por ejemplo podríamos tomar cualquier EPS. Allí llegan en masa todas las bacterias y virus sin que la misma empresa se ocupe de los riesgos de sus empleados, asociados al contacto directo o indirecto con los pacientes y eso sería suficiente razón para reclamar un bono por amenaza a la vida.
De lo escrito y soportado con el pliego de los aviadores, puedo concluir que muchas personas desconocen el fondo de la problemática y que infortunadamente, los costos del resultado de la negociación los pagaremos los usuarios, porque además los pilotos incluyeron pasajes gratis para su familia.
