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Los cien días

Parece un plazo muy corto, pero es suficiente para saber el rumbo que se le impondrá al país.

No es un invento mío, ni de la oposición, ni del castrochavismo, ni siquiera de las fuerzas de izquierda que aspiran a gobernar a Colombia. No. Es invento de otras latitudes, como los Estados Unidos, donde se le da un plazo prudencial a un nuevo mandatario para que muestre el camino que aspira a seguir, las compañías que ha escogido para gobernar y, sobre todo, el talante que impondrá a su administración para que sus compatriotas sepan el rumbo que aspira a imprimirle a sus gobernados. Es un plazo corto pero suficiente para que se conozca para dónde se enrumba el país.

Cien días, que se prolongarán de agosto a noviembre de este año, mostrarán si Iván Duque es un presidente independiente, con programa e ideas propias, o como tememos muchos, una marioneta del expresidente Álvaro Uribe, quien gobernará en cuerpo ajeno, como desea desde hace ocho años.

El presidente John F. Kennedy y su colega colombiano, Alfonso López Michelsen, solicitaron que se les diera ese plazo para mostrar sus programas, sus ideas, sus primeras realizaciones y sobre todo, la nómina de quienes serían sus más cercanos colaboradores. Una vez transcurridos los cien días quedará abierta la posibilidad de decretar la oposición o, por el contrario, anunciar el apoyo a la nueva administración que nos regirá por los siguientes cuatro años.

Parece un plazo muy corto, pero es suficiente para saber el rumbo que se le impondrá al país, que necesita urgentemente salir de la polarización en que nos metió el expresidente Álvaro Uribe, a quien he bautizado ‘’el hombre milagro’’, por haber logrado acabar con los partidos, crear de la nada una organización que cuenta con buen número de seguidores, haber arrinconado a su peor enemigo, el presidente Juan Manuel Santos, y haber elegido a dedo a un perfecto desconocido. Esa es proeza que no logró ni el presidente Rafael Núñez, el más importante tránsfuga del siglo XIX.

Lo más importante en este importante momento de la historia nacional es saber para dónde vamos, si se acabará la paz, si Uribe quiere regresar y si Colombia seguirá su camino democrático o caerá en garras de una dictadura como la de Venezuela o Cuba. Hay muchos interrogantes  y estoy temeroso de que en el fondo del alma de Uribe se esconde un resentido que ha alcanzado muchos logros, gracias a la ignorancia histórica de los colombianos, que le tienen miedo a Maduro y no se la tienen a Trump. Así somos de incultos en política. Es por esa razón que lo aconsejable es darle un plazo razonable a Iván Duque, que ojalá sepa desprenderse de personajes que lo han acompañado y le harían mucho daño a la democracia de Colombia.

Viernes, 29 de Junio de 2018
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