Ya es tiempo que quienes aspiran a cargos de elección popular pongan sobre la mesa las propuestas que tienen para la región, a fin de examinarlas y debatirlas. Con respeto a Cúcuta el asunto es más exigente. Porque la capital del departamento requiere un cambio de rumbo, con metas que correspondan al fortalecimiento de su desarrollo, en lo económico, lo social o político y todo cuanto de allí se genere.

¿Qué le ofrecen a Cúcuta los candidatos a la Alcaldía? ¿Qué compromisos adquieren? ¿Y cuál es su capacidad de comprensión de la realidad local o el conocimiento que tienen del municipio en los asuntos de mayor repercusión para su población?

Los electores deben medir con la mayor precisión la idoneidad de los candidatos. Y no solamente en lo intelectual. Debe contar la conducta en el manejo de lo público.

Cúcuta necesita un cambio efectivo en el manejo administrativo. El municipio no resiste más chambonadas, ni improvisaciones, ni obras repentistas con inversiones que dejan dudas. Hay que tomar la planeación y la transparencia como pilares de ineludible aplicación, a fin de que la Administración esté libre de toda sospecha.

A fin de garantizar la satisfacción de las necesidades de la comunidad local sus servidores tienen que proceder con absoluta honradez, pues el municipio no puede convertirse en un botín abierto a la codicia de unos pocos.

Es esto lo que debe debatirse en los escenarios del actual proceso que lleva a las elecciones de octubre. El compromiso contra la corrupción tiene que resplandecer. Y así mismo, hay que crear condiciones para generar empleo y garantizar índices de calidad en educación, salud, servicios públicos, movilidad, seguridad y saneamiento ambiental.

Los candidatos tienen la palabra y deben pronunciarse sin titubeos.

Puntada

El libro “No soy perfecta, pero soy feliz”, escrito por Eleonora Martin Abrajim, es un testimonio de vida, revelador y sentido. La autora expresa en un lenguaje estético su tránsito existencial. Describe lo que ha sido.  Son sus sentimientos, sus miedos, sus sueños, el amor inherente a su vida, sus reacciones ante las dudas, las decisiones tomadas y los efectos provocados por sus actos. Es la autenticidad con que pone al descubierto sus experiencias, una especie de tejido de cuanto ha sido protagonista, sin ningún asomo de vanidad. 

A ese ejercicio literario, Eleonora Martin agrega su otra inspiración: el arte de la pintura, al cual está aferrada con vocación y creatividad desde el tiempo de su primera juventud. La exposición abierta el pasado jueves en el Museo Norte Santander es una muestra de su obra con calidad reconocible. Esas mujeres de la historia, de diferentes etapas puestas en sus cuadros, no son expresión de un feminismo de banalidad sino la figuración trascendente de la persona humana en el ámbito que le ha correspondido. Más la armonía del color para enriquecer el contenido.

El libro y las pinturas son sin duda un aporte para el desarrollo cultural. Es un activo que merece ser tenido en cuenta con el valor que representa en el entorno regional, que es parte del movimiento cultural del país.

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