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Mal regreso

De nuevo la maldición del secuestro hace presencia  por estas tierras. ¡Y de qué manera! 

Niñas, adultos mayores, secuestros urbanos y rurales, personas de distintos estratos, en fin, nadie escapa, nadie está exento de que le pase una tragedia que causa tanto traumatismo y dolor.

Pero, además de dolor, nos produce mucho miedo; nos aterroriza ver la forma lenta, pero segura, cómo en materia de seguridad y orden público el país retrocede a épocas que claramente habíamos superado en la primera década de este siglo.

Regresaron – ¡y con qué fuerza! – las voladuras de torres dejando a oscuras gran cantidad de poblaciones en toda Colombia.

Ya se habla, otra vez, de agricultores y ganaderos que están manejando sus fincas con TIC’s (tecnologías de la información y comunicación), vale decir: a través de videos y fotografías a través de comunicaciones vía skype o whatsapp,  por el pánico de moverse en las áreas rurales.

Eso es una muestra del progreso tecnológico del país, dirá el presidente Santos, cuando la verdad comenzamos a sentir los rigores de un reversazo total  en la seguridad ciudadana.

La capital de la república está tomada, literalmente, por los ladrones y atracadores, al igual que casi todas las ciudades, entre las que, por supuesto, está la nuestra.

La ciudadanía tiene que moverse como gato en cristalería entre atracadores callejeros, secuestradores, violadores, funcionarios corruptos, jueces venales, fiscales politizados.

Con mucho cuidado para no ir a rozar a ninguno.

Ya hasta se escucha hablar de delincuencia pública y delincuencia privada.

Se le tiene de todo al colombiano, al que, además, se le exprime con tarifas vulgares de servicios eléctricos y con impuestos pasados, presentes y futuros (nos cobran anticipos de renta e IVA de años venideros para poder seguir feriándose las vigencias futuras).

Pero el pueblo es noble, y aguanta el tema de los impuestos y las tarifas.

Pero lo de la inseguridad si no.

Por eso cada que ocurre un hecho tan lamentable como el secuestro de Emilio Ayala, de Daniela Mora y de Alejandro Vega,  se siente una fuerte ola de indignación en las redes sociales.

Tan fuerte como se siente la falta enorme que hace un presidente de mano firme.

Jueves, 11 de Junio de 2015
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