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Manual para ser excelente bruja

Las de ahora lo único que hacen es meter miedo, como el Loco Álvaro, con sus tatucos de cerveza.

Mañana es el Día de las brujas. Yo sigo insistiendo en su defensa, pues no es justo que las hayan sacado a escobazos del calendario de las celebraciones. Sobre todo si son jóvenes y bonitas. Porque nos han metido en la cabeza que las brujas son feas, viejas, horribles, narigonas, desdentadas, flacuchentas, piojosas y con un mechero largo hasta las corvas, flechudo y enredado. 
   
Nada más falso, por los siglos de los siglos. Conozco algunas, que no tienen presa mala, ni siquiera la escoba. Y son brujas porque les gusta brujear, son felices en su oficio y no le hacen mal a nadie. Al contrario, dan todo de sí, se entregan a la causa y de ellas dicen que cuando quieren, quieren de verdad.
   
Las brujas han tenido mala prensa, desde cuando en épocas remotas de la historia les montaron la perseguidera. Las acechaban, les ponían trampas y las sometían a juicio. Les montaban falsos positivos, compraban testigos en su contra, como hace la justicia colombiana en contra de Uribe, hasta que La Santa Inquisición ordenaba quemarlas y en la hoguera morían achicharradas. 
   
Pero eso era antes. Las de ahora lo único que hacen es meter miedo, como el Loco Álvaro, con sus tatucos de cerveza, que asusta a las niñas que salen de los colegios. Las brujas de ahora se encaraman a los techos, chillan y corren y forman escándalos de media noche, pero no más. 
   
Dicen que las suegras contratan brujas para que el novio se aleje de su hija. Que las mujeres casadas logran por medio de brujerías que a sus maridos nada les funcione por fuera de la casa, para que no les pongan cachos. ¡Pura paja! Cuando hay amor todo funciona.
   
A raíz de mi reciente columna en la que defendía a las brujas, una conocida mía me escribió preguntándome si existe alguna universidad o centro de estudios intermedios de, donde enseñen el arte de la brujería. Ella quiere ser bruja, pero no sabe dónde aprender ese oficio. A esta conocida le contesté por un guasap:
   
“Querida Pachita: No conozco facultades, ni universidades de garaje, que te enseñen lo que quieres aprender, pero por si te sirven, te daré algunos consejos sobre hechizos y brujería que he aprendido en mi ya largo camino de la vida, donde me he topeteado con una que otra bruja. Ahí van:

1.- ¿De verdad quieres ser bruja? Ponte la mano en el considere, medítalo y después toma tu decisión. Recuerda que puedes tener una profesión paralela: Conozco brujas abogadas, médicas brujas, dibujantes brujas, cantantes brujas y brujas universitarias. Incluso brujitas lindas que ni siquiera han terminado el bachillerato.

2.- Adquiere tu equipo sobre medidas: Escoba (a veces trapero, según las circunstancias), traje negro, incluida la capa de volar, capirote adornado con estrellas, zapatos a la moda, negros (pero de buena calidad, no sea que se te despeguen y debas correr a mandarlos pegar en algún parque cercano, antes de arrancar el vuelo), y pinturas fosforescentes en el rostro para llamar la atención.

3.- Debes aprender a maullar como gato, aullar como lobo, graznar como cuervo, cacarear como gallina y ladrar como perro, lo cual no te es difícil, data tu simpatía por los animales, tu inteligencia para las ciencias ocultas y lo bien que te defiendes con tus peluches en la oscuridad.

4.- Empápate en conocimientos sobre la materia y aprende las fórmulas de los conjuros, los rezos y los maleficios. Aprende a fumar el tabaco, a echar las cartas y a echar los riegos y los baños.

5.- Toma clases de vuelo, pero no con gallinas sino con águilas. Cuando vayas a volar no tomes, ni menjurjes de los tuyos ni de los otros. Si decides tomarte tus guarilaques, entrega la escoba a tu ayudante. Cualquier caída puede ser fatal.

6.- No te conformes con volar bajo. Vuela alto, cada vez más arriba.

7.- No robes niños ni descuartices gatos. Eso ya pasó de moda, cuando las brujas hacían aquelarres y le rendían culto a don Sata.

8.- Déjate de fisgonear por la ventana de tu casa para ver qué hace la vecina o con quién entra la vecina. No te metas en lo que no te importa.

9.- Déjate de ser amargada. Sé bruja de las alegres, de las que le ponen color a la vida. Salta, canta, y de vez en cuando escribe versos. Que a las brujas poetas se les abren todos los caminos”.

Lunes, 29 de Octubre de 2018
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