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Marco A. García Carrillo
Fue un humanista y autodidacta integral insaciable en la lectura de los clásicos.
Miércoles, 3 de Octubre de 2018

Marco A. García Carrillo fue un arboledano de la vieja guardia liberal e hizo parte de la generación de sus paisanos ilustres la Poetisa María Ofelia Villamizar Buitrago, eterna directora de la Biblioteca Departamental y del Ingeniero visionario Senén Botello Rangel. 

Fue un humanista y autodidacta integral insaciable en la lectura de los clásicos. Desde muy joven se inició en la militancia liberal en Arboledas, y durante los gobiernos de López Pumarejo y el encargo presidencial de Lleras Camargo fue designado por el Gobernador del departamento Carlos Ardila Ordoñez y confirmado por el siguiente gobernador  Alfredo Lamus Girón como alcalde municipal de Arboledas.

Fue un acierto la designación al decir de los conservadores, pues su proceder de demócrata garantizó la integridad personal de quienes conservaron su residencia en la población  y el respeto a la propiedad de quienes partieron a la capital del departamento o a Gramalote y Lourdes, donde se establecieron definitivamente. 

Con el regreso al poder del Partido Conservador en las elecciones de 1946 dejo a Arboledas de sus querencias y se radicó en Cúcuta. Nunca abandonó su partido liberal en las grandes dificultades de la época del cambio de gobierno y cuando vino el proceso reconciliatorio liberal-conservador de 1957 con Laureano Gómez y Alberto Lleras Camargo, volvió al activismo electoral a nombre de su partido.

Fue diputado a la Asamblea del departamento, cuando la corporación era un espectáculo de la disertación política, del humanismo, del debate jurídico, que emulaba con el Congreso de la República y sus líderes nacionales: Álzate Avendaño, Lleras Restrepo, López Michelsen, Pabón Núñez, Bayona Carrascal, Palacios Rudas, Gómez Hurtado, Emiliani Román, Evaristo Sourdis. 

Si porque esa asamblea era un pequeño congreso, con la elocuencia de  Marco A. García Carrillo, el lirismo jurídico político de Jaime Gonzales Peñaranda, la Sabiduría y el casticismo de Euclides Jaime Gonzales, la serenidad y sabiduría de José Luis Acero Jordán, la rebeldía robesperriana e  inteligencia de Armando Solano Barriga, la practica sana y trasparente de la política local de Ismael Quintero Quintero, la disertación jurídica de ascendencia Italiana y Alemana de Luis Hely Rubio  Sandoval, recién regresado de Europa con sus adelantos en la criminalística. Como ven, García Carrillo, abuelo de uno de los Magistrados del Honorable Consejo de Estado actual, no era ningún desconocido.

Y con esos méritos llego al congreso como seguidor de Virgilio Braco Vargas y así lo registra Gastón Bermúdez en el boletín 637: Congresistas de Norte de Santander de 1970 a 1974  Liberales: León Colmenares, Marco A García Carrillo, Bernardo Silva Gómez, Miguel Vega Olarte. Conservadores Lucio Pabón Núñez, Gustavo Lozano Cárdenas, Manuel Fernando Lemus garviras. 

Pero Marcos García Carrillo, paso a la historia regional por sus ejecutorias al servicio de la gente Liberal y Conservadora sin distingos. Como su vinculación al sector educativo, con gestión en la aprobación y creación de colegios: Fue el autor de la ordenanza que destino los fondos para la construcción del edificio de varios pisos del Colegio del Sagrado Corazón de Jesús, la gestión y terminación junto al Padre calderón del Colegio Rivera Laguado del barrio el Contento y de su hermosa Iglesia que es el mejor mirador de la ciudad. Fue además, el promotor y creador de la escuela Apostólica de Lourdes  y la Escuela Agrícola con el padre José Rosario Duarte y con  “Garefe”. El Colegio Mercedes Abrego  fue creado con la ordenanza que presentó a la asamblea departamental. Su Nombre Marcos García Carrillo se le dio al Colegio de Bachillerato de la Donjuana. Fue el constructor del Edificio de la Confederación Obrera de la calle 10 con avenida 10. Como ven no era ningún desconocido. 

Ahora, es una expresión de ineptitud de los asesores del fondo del congreso, que pretendan cobrar al municipio de Arboledas, unos aportes que debe el Departamento, que en esos tiempos atribuía a los Gobernadores la designación de los Alcaldes y tenía su caja Departamental de previsión. 

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