El próximo 24 de marzo vence la restricción vehicular que modifica el pico y placa, dentro de las acciones tendientes a reducir el riesgo de contagio del mortal virus COVID – 19.
La decisión municipal, reduce en un cincuenta por ciento el número de vehículos de servicio particular que transitan en el perímetro urbano, toda vez que tan solo podrán circular los automotores de acuerdo al número final de la placa (par – impar).
No tengo idea del autor de tan gigantesco error, observado desde diferentes puntos de vista, en especial el de la salud, por cuanto la limitación obliga a tomar servicio de taxi o de buseta y en ese instante, se inicia el mayor riesgo de contaminación, habida cuenta los hábitos de limpieza y consideración de los conductores hacia el usuario, son reprobables en muy alto porcentaje.
Lo anterior, se agrava con la escasa cultura de muchos usuarios, que estornudan sin la menor protección y además lo hacen con la intención de incomodar a los demás y como consecuencia, microgotas contaminadas en las sillas, tubos y ropa de los pasajeros.
Ahora, si lo que trataba era reducir la carga contaminante producida por defectuosa combustión del automotor, la restricción debió orientarse a la persecución sin tregua de las unidades de servicio público que transitan por donde quiera, dejando a su paso, gruesas capas de material particulado con efectos mortales.
Es importante, muy importante que la autoridad municipal lleve estadísticas precisas relacionadas con el impacto del letal virus, que permitan serias interpretaciones de los efectos que pudieran asociarse a las enfermedades respiratorias de los ciudadanos residentes en el casco urbano.
También, es válido conocer el comportamiento de la venta de combustibles no solo de gasolina sino el utilizado en motores diésel, por tratarse del productor de gases más nocivo para la salud.
Para completar el escenario, el presidente Duque en su alocución del 20 de marzo, determinó el aislamiento de toda la población colombiana hasta el próximo 16 de abril, motivo por el cual, el alcalde debe estudiar la posibilidad de levantar la restricción de placa día, para que permita a los ciudadanos adquirir los víveres necesarios para cubrir dicho periodo.
En conclusión, me parece que reducir el impacto en la movilidad por medio de la restricción para vehículos de servicio particular, permite que el virus gane espacios, al obligar al ciudadano a utilizar servicio público.
Por otra parte, si no hay suficiente vigilancia en el centro de la ciudad para controlar la medida, pues en los barrios de menores estratos, será un saludo a la bandera, porque nadie atenderá la imposición municipal y por tal motivo será más grave el remedio que la enfermedad.
