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Movilizaciones, ¿para qué?
Hoy somos  la oposición a ese gobierno que él va a conformar.
Lunes, 16 de Julio de 2018

El próximo siete de agosto se posesiona el doctor Iván Duque Márquez como nuevo presidente de la República, luego de salir victorioso por abrumadora mayoría en la segunda vuelta presidencial del pasado 17 de junio, pero sus opositores, principalmente desde la izquierda radical, tratan de opacar la transmisión de mando convocando manifestaciones públicas por toda Colombia, sin que sepamos aún las razones de las mismas ni hasta dónde se pretende llegar.
 
El mismo día de la segunda vuelta presidencial, en horas de la noche, el candidato derrotado, Gustavo Petro Urrego, dijo ante sus simpatizantes, refiriéndose al candidato victorioso: “Aceptamos su triunfo. Es el presidente de la República de Colombia. Hoy somos la oposición a ese gobierno que él va a conformar”. Parece que se le olvidó dicho reconocimiento.
 
Lo ilógico es que después de 27 años implorando por un Estatuto de la Oposición, que hoy es la ley 1909 del 9 de julio de 2018, los partidos y movimientos políticos contestatarios del Gobierno tienen que sujetarse a lo que allí se prescribe, y no andar convocando movilizaciones públicas, vías de hecho, precisamente el día de posesión del nuevo presidente de la República y ante delegaciones internacionales, al mejor estilo de Andrés Manuel López Obrador en México hace seis años, y todo con el fin de estimular pasiones primitivas calculando eventuales éxitos electorales.
 
Cuando el expresidente Darío Echandía se posesionó como gobernador del Tolima, en 1958, preguntó en su discurso de posesión cómo lograría restablecer el sentimiento de confianza, cómo procurar el renacimiento del espíritu de cooperación y estimular la solidaridad. Él mismo se contestó: “La empresa de la pacificación es obra conjunta del gobierno y los ciudadanos. Requiere la eliminación de viejos prejuicios, el olvido de odios sectarios y la inteligencia sincera de los partidos políticos para el bien común”. 
 
El hecho de que en los últimos días se le endilgue al Presidente electo lo que es responsabilidad de quien está en ejercicio del poder político, aunado al hecho de una oposición feroz en el Congreso de la República y en las calles de Colombia al presidente electo, nos indica que estamos muy lejos de reunir los presupuestos previstos por Echandía para pacificar el país. El panorama es incierto.

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