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Necesitamos un nuevo ministerio de ciencia, tecnología e innovación
La creación de un Ministerio de CTI no es suficiente para poder competir y mejorar las condiciones de nuestro país.  
Viernes, 14 de Diciembre de 2018

El pasado jueves 7 de diciembre, el senador Iván Darío Agudelo Zapata, acompañado por el presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ACCEFYN), Enrique Forero, pidieron el aval del presidente Iván Duque para la presentación de la ley que crea el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) al Congreso, cuya creación se había comprometido públicamente  la vicepresidente de la República, Marta Lucía Ramírez, al reconocer la necesidad de que, como en la mayoría de los países, este ministerio en alianza con el sector industrial y financiero, asegure la inversión en actividades científicas necesarias para el desarrollo económico y el bienestar de la población. El científico y miembro de número de ACCEFYN, Fanor Mondragón, ha liderado desde hace unos años un proceso al interior de la Comisión de CTI de la Academia para debatir las ventajas y desventajas de la creación de dicho ministerio. Aunque las opiniones de los académicos inicialmente fueron muy divididas, teniendo en cuenta la cultura política colombiana en el sentido que los ministerios son cuotas burocráticas que le han “pertenecido” a los partidos que aseguraron la elección del presidente, al final los miembros del grupo CTI de la Academia coincidieron en la necesidad para Colombia de ese Ministerio y así se lo presentaron al presidente Iván Duque, con ocasión de su visita al recinto de la Academia. Pero, hace más de dos años el grupo de CTI de ACCEFYN había encontrado en el hoy senador Agudelo un vocero comprometido con el principio de que sin ciencia y tecnología no puede haber desarrollo económico, razón por la cual primero presentó ante la Cámara en el Congreso anterior y ahora ante el Senado, la ley que crea el Ministerio. Dice Agudelo en la exposición de motivos: “Producir ciencia (ciencias exactas, físicas, naturales, sociales y demás) es una estrategia de Estado para garantizar empleo de calidad, innovación permanente y tecnología de punta, dando alto valor agregado a nuestra materia prima que es abundante y de pureza extrema, Colombia es el segundo país en biodiversidad diciéndose que somos multidiversos. Lo anterior nos indica que en la medida que el sistema de ciencia funcione, la competitividad será el resultado, seremos competitivos porque producimos ciencia, de lo contrario seguiremos sustituyendo tecnología e industria” y cita al presidente Duque quien expresó: “Esa misma Colombia es la que hoy quiero compartir con tantos jóvenes que están es este escenario, que están en esta multitud, que han permitido que esta campaña crezca con entusiasmo y sin odios, esa misma juventud que añora la ciencia, la tecnología y la innovación”.  Los términos ciencia, tecnología e innovación han sido ajenos a la cultura hispanoamericana y tienen diferentes sentidos para quienes los utilizan. En un reciente conversatorio de Centrales Eléctricas de Norte de Santander (CENS) – Grupo EPM, David Ararat, presidente de Cerámica Italia, definía innovación como aquello que produce facturación. Esta es posiblemente la interpretación más acertada de la palabra que hoy se ha constituido en estribillo repetido en coro por quienes entienden y quienes no, cuál es su significado. Pero, ¿es necesaria la ciencia y la tecnología para que haya innovación y es ésta necesaria para el desarrollo social y económico del país? En un mercado real tan limitado como el colombiano, con una población empleada en edad de trabajar que, según el DANE, para octubre de 2018 era apenas del 59.2% y una tasa de desempleo de 9.1%, cualquier innovación diferente a aquella que cree más empleo será insignificante y para eso la ciencia y la tecnología por sí solas poco pueden hacer. Pero para ampliar el mercado, hay que acceder al mercado global y para ello, sin duda, es necesaria la innovación basada en ciencia y tecnología. La creación de un Ministerio de CTI no es suficiente para poder competir y mejorar las condiciones de nuestro país.  Sin embargo, unido a la Comisión de científicos que se propone en la ley como Consejo Asesor Independiente y con fondos suficientes e integración con los otros ministerios y los empresarios, es el inicio de una solución para salir de nuestro subdesarrollo. 

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