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Ni trizas ni aplausos, mejor revisemos
Inconsultamente escogieron la alternativa bombeo frente a muchas otras que la naturaleza nos ofrece para proveer del recurso agua a Cúcuta.
Jueves, 12 de Julio de 2018

Sin siquiera proponérmelo,  pero como por obra y gracia de los resultados electorales del pasado 17 de junio,  la gente en la calle muy querida pregunta, si la llegada del nuevo gobierno podría enderezar las determinaciones que Ecopetrol, el Ministerio de Vivienda, el gobernador, los alcaldes metropolitanos y algunos congresistas (con ilustres excepciones) tomaron en torno al desarrollo económico de la región.

Recordemos que  inconsultamente – ellos no suman más de veinte individuos – escogieron la alternativa bombeo frente a muchas otras que la naturaleza nos ofrece para proveer del recurso agua a Cúcuta, su área metropolitana y  la zona binacional.

Antes de ofrecer mi apreciación sobre la callejera inquietud, siempre he escuchado,  como las dos más importantes razones para desechar la apuesta del embalse, primero, que  si no montamos los motores, la plata se pierde y ahora la más reciente apunta a defender las motobombas porque  el proyecto está “muy avanzado”. Ambas denotan la fragilidad de nuestra sociedad y el absurdo temor que nos asiste  a exigir – con carácter -  lo que nos corresponde. Ni la plata se va a perder, ni el proyecto esta avanzado. Yo estuve ayer y no han puesto tan siquiera un ladrillo, es más, ni los predios y derechos de vía para extender los tubos están concluidos.  

Lo que sí puedo comentarles, es que la pregunta me recordó apartes de una carta abierta publicada en La Opinión a cuatro columnas el 23 de diciembre de 2015. La firmaba  el Movimiento por la Defensa del Agua para la Ciudad y el Campo y estaba dirigida   a los señores Villamizar Laguado y Rojas Ayala días antes de posesionarse en sus respectivos  cargos.

Les decíamos allí a los hoy gobernantes: “Existen posiciones diversas sobre cuál  debe ser la mejor manera de abastecer al Área Metropolitana de Cúcuta del servicio de agua potable. Unos defienden el Acueducto  por bombeo, otros por el contrario el embalse del Cínera. También hay quienes advierten que ambos proyectos se complementan y finalmente hay otros que aseguran que por costos, hacerlos ambos – uno después del otro – resulta económicamente imposible. Así las cosas y a lo inconsulto de la determinación, les queremos proponer  la conveniencia de acudir – como en muchas otras controversias de este tipo – a la intervención de un tercero que soportado en las más altas condiciones técnicas, de ética e independencia determine cuál debe ser el camino a seguir”. No creo que lo solicitado allí fuese improcedente y nos dejaría tranquilos, porque algo sí no tiene discusión: ¡no podemos equivocarnos! Así de sencillo. 

De allá a hoy van cerca de tres años y “ni un palabro”. Creo que eso es lo que llaman  “voluntad política” o mejor, ausencia de ella y por eso estimo que la llegada de un nuevo gobierno en lo nacional, lo mínimo que le corresponde hacer es permitirnos examinar con detenimiento la lapidaria determinación de bombear, en detrimento de la posibilidad de traerla por gravedad… esto es, ¡gratis!

Yo realmente encuentro válido el nerviosismo de los constructores, pues no se explica cómo después de casi cinco años de tener la platica en caja (Conpes 3798), no tengan ni el primer caballo de fuerza de los miles que se necesitaran para “bombear” la terquedad de unos gobernantes que le niegan a la región la posibilidad de sacar adelante la obra más esperada por los nortesantandereanos.       
 

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