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No compre lo robado

Dicha forma delictiva no solo existe en Cúcuta; se repite en muchas ciudades y aún sabiendo quiénes deben actuar, se hacen los tontos.

El robo de autopartes, ha vuelto a cobrar fuerza en nuestra ciudad y prueba de ello lo constituyen un alto número de automotores de alta y media gama que transitan sin los emblemas o sin los espejos porque sencillamente se los han robado.

Lo más crítico del asunto es que los sitios donde por lo general son llevados para su venta por unos pocos pesos, son los mismos que toda la ciudadanía presume, se dedican a la venta de esos elementos, varios de ellos con la parte hurtada grabada con las letras y números de la placa.

Debo aclarar, que no todos los establecimientos que venden autopartes, comercializan con elementos hurtados, ni tampoco podemos pensar que una persona le quita el repuesto, los emblemas o un espejo a su camioneta para revenderla. 

Es muy probable que los propietarios o administradores de estos lugares posean todos los documentos en regla, pero lo que no creo que se hubiese consignado en el objeto social del Registro Mercantil, es la comercialización de autopartes robadas, toda vez que los proveedores son ladronzuelos que mejoran sus estrategias de robo, porque hay alguien que los compre.

Estamos en este instante frente a una absurda posición de, “a mi me robaron y por eso compro un artículo robado”, motivo por el cual la cadena del delito es interminable.

Los ciudadanos de bien debe saber, que si optan por ir a estos sitios para recuperar sus emblemas o sus rines o lo que sea, que la autoridad puede aprehenderlos por el delito de receptación y la pena oscila entre cuatro a doce años de cárcel.   

La receptación, es un delito tipificado en el artículo 447 de la Ley 599 de 2000 del Código Penal. 

La misma hace referencia entre otras y “permite actualmente, investigar y sancionar conductas como el comercio de autopartes usadas de vehículos automotores de procedencia ilícita” según lo consignado en la Sentencia de la Corte Constitucional C-205 de 2003.

Dicha forma delictiva no solo existe en Cúcuta; se repite en muchas ciudades y aún sabiendo quiénes deben actuar, se hacen los tontos, esperando a uno más tonto que llegue a estos sitios y con reales argumentos, se vuelve fácil presa de uniformados que intimidan al ciudadano, rezando de memoria los presuntos delitos y de la alta factibilidad de quedar reseñado judicialmente, por el hecho de rescatar y pagar lo que alguna vez fue suyo.

Considero que los afectados no deben seguirles el juego a estos reducidores, comprando la autoparte robada por el riesgo a que se exponen al ser sorprendidos por alguna autoridad y en cambio, debieran dejar el vehículo sin emblemas por unos meses, para luego adquirirlo en un concesionario u otro establecimiento comercial, que le pueda facturar el artículo nuevo, dejando al delincuente con la colección de emblemas robados en su ilegal negocio. 

Por otra parte, los servicios de inteligencia del Estado, deben de oficio indagar, profundizar y documentar este tipo de delito que se comente a diario y que a la fecha es poco o nada lo que se ha hecho. 

Sábado, 9 de Noviembre de 2019
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