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Norte de Santander: el reino de Tánatos
Tánatos impone su ley. Y la impone cada día con más crueldad y sevicia. 
Jueves, 6 de Agosto de 2020

En el departamento que vio nacer al hombre de las leyes, Tánatos impone su ley. Y la impone cada día con más crueldad y sevicia. Principalmente su reinado de sangre y muerte se encuentra concentrado en el Catatumbo y en la zona metropolitana de Cúcuta y en la zona rural de ésta.   

No es que el olor a sangre y muerte nos haya dejado en algún momento, solo que en la actualidad se siente con más intensidad. Las masacres han vuelto a ser cotidianas. Los asesinatos masivos pueden suceder en lo profundo del Catatumbo o a pocos kilómetros del área metropolitana de la capital nortesantandereana. 

Estas masacres son perpetradas con extrema crueldad. Ya no solo se conforman con matar, sino que descuartizan los cadáveres. Mientras se cometen esas atrocidades, se toman fotografías o se graban. Material que luego lo difunden por redes sociales para infundir temor y terror en sus enemigos. 

Que aparezcan cadáveres desmembrados, enterrados en fosas comunes, lanzados al rio o metidos en maletas, en cualquiera de las innumerables trochas por la que se puede cruzar la frontera es tan común como que cada día aumenten los casos de Covid-19 en Cúcuta. La muerte en todas sus formas habita entre nosotros.  

Por nuestras calles también deambulan las parcas. Asesinan a inocentes por robarle el celular, el sueldo ganado honestamente, o la moto con la que trabajan; ahora matan hasta a los que no oponen resistencia durante el atraco. Entre los mismos criminales también se matan; por el control de territorios o el monopolio del expendio de drogas o de extorsiones.   

Tánatos también hace presencia por medio de las fuerzas militares. Durante los procesos de erradicación forzosa (que todavía no se entiende por qué es forzosa, así no se genera cambio social perdurable), ocasionalmente muere un campesino que, mediante piedras o palos, se oponía a que destruyeran la única fuente de sustento de su familia: el cultivo de coca. 

Mientras la muerte anda como perro por su casa, la administración municipal y departamental apenas se dan por enterados de lo que sucede en el territorio que supuestamente deberían fungir como administradores. Para Silvano Serrano y Jairo Yánez solo existe una problemática que atender: coronavirus. Como si la violencia no fuera la peor de las pandemias.  

El trabajo del ejército en el departamento parece un saludo a la bandera. Delante de sus ojos las bandas criminales crecen y se multiplican; son más de una decena de grupos que se disputan el poder a sangre y fuego. El poder de estos grupos es tal que en algunas zonas no puede entrar la fiscalía ni el CTI a hacer el levantamiento de cadáveres. 

Y si por aquí llueve, por Bogotá no escampa. Si a Duque se le preguntara sobre las masacres y violencia indiscriminada en el departamento de Norte de Santander, muy probablemente respondería, ¿de qué me hablas viejo? La única preocupación de Duque es la de no decir cosas que molesten a su jefe y la de lucir bien para presentar su show a la seis de la tarde.

Tánatos seguirá reinando por aquí, y no se sabe por cuánto tiempo más. Y su reinado crecerá todavía más, la profunda crisis social y económica que está ocasionando la pandemia, ensancharán sus fronteras y su poder. 

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